La OIT ha establecido que la pérdida total de horas de trabajo se ha traducido en una fuerte caída de los ingresos laborales y en un aumento de la pobreza.
Las olas recurrentes de la pandemia en todo el mundo han provocado que los índices de pérdidas de horas de trabajo se mantengan en cifras altas en 2021.
La OIT ha establecido que la pérdida total de horas de trabajo se ha traducido en una fuerte caída de los ingresos laborales y en un aumento de la pobreza.
Las olas recurrentes de la pandemia en todo el mundo han provocado que los índices de pérdidas de horas de trabajo se mantengan en cifras altas en 2021.
En su informe Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2021, la Organización Internacional del Trabajo calcula que el año anterior se perdió el 8,8 % del total de horas de trabajo, el equivalente a las horas trabajadas en un año por 255 millones de trabajadores a tiempo completo.
Este indicador refleja las distintas vías a través de las cuales la pandemia ha afectado a los mercados laborales. Alrededor de la mitad de estas horas de trabajo se han perdido a consecuencia de la reducción de jornadas laborales de quienes conservaron su puesto de trabajo. La mitad restante se debió a la destrucción de empleo.
Comparado con el 2019, el empleo total se redujo en 114 millones de trabajadores ya fuese porque estos se quedaron sin trabajo o porque abandonaron la fuerza de trabajo. Si no hubiera habido pandemia, se calcula que se habrían creado unos 30 millones de nuevos puestos de trabajo en 2020 en todo el mundo.
En conjunto, estas pérdidas significan que el déficit mundial del empleo aumentó en 144 millones de puestos de trabajo en 2020, lo que acentuó aún más la escasez de oportunidades de empleo que ya existía antes de la pandemia.
«Las olas recurrentes de la pandemia en todo el mundo han provocado que los índices de pérdidas de horas de trabajo se mantengan en cifras altas en 2021, lo cual ha causado un déficit de horas de trabajo totales del 4,8 % en el primer trimestre, que descendió ligeramente al 4,4 % en el segundo», indica el informe.
Este déficit, el equivalente en horas de trabajo a 140 millones de empleos a tiempo completo en el primer trimestre y a 127 millones de empleos a tiempo completo en el segundo, pone de manifiesto, a medida que se acerca el final del primer semestre de 2021, que la crisis está lejos de haber terminado.
América Latina y el Caribe, y Europa y Asia Central son las dos regiones más afectadas, con pérdidas estimadas de horas de trabajo en cada caso superiores al 8 % en el primer trimestre y al 6 % en el segundo trimestre de 2021.
La pérdida total de horas de trabajo se ha traducido en una fuerte caída de los ingresos laborales y en un aumento de la pobreza. Los ingresos del trabajo a nivel mundial representaron en 2020 3,7 billones de dólares de los Estados Unidos menos de lo que habrían sido sin la pandemia.
En el caso de los dos primeros trimestres de 2021, este déficit equivale a una reducción de los ingresos del trabajo a nivel mundial del 5,3 %, es decir, 1,3 billones de dólares.
Comparado con 2019, se estima que otros 108 millones de trabajadores son ahora extremada o moderadamente pobres, lo que significa que ellos y los miembros de sus familias tienen que vivir con menos de 3,20 dólares al día en términos de paridad de poder adquisitivo.
«Hoy, hemos perdido cinco años de avances hacia la erradicación de la pobreza laboral, ya que esta ha alcanzado tasas equivalentes a las de 2015», advierte la OIT.
Otra situación compleja es que se espera que muchos de los empleos recién creados sean poco productivos y de mala calidad. Además, entre 2019 y 2022 la tasa media de crecimiento de la productividad laboral caería por debajo de la tasa anterior a la crisis en todos los países, excepto en los de ingresos altos.
Como consecuencia del bajo crecimiento del producto interno bruto y del fuerte aumento de la población en edad de trabajar, la falta de ofertas de empleo productivo será más visible en los países de ingresos bajos. En esos países, se prevé que el crecimiento medio anual de la productividad laboral disminuya, pasando de un ya escaso 0,9 % para el período 2016-2019 a una tasa negativa del – 1,1 % para 2019- 2022.
«Estas lamentables previsiones dificultan aún más el objetivo de erradicar la pobreza de aquí a 2030. El aumento del trabajo por cuenta propia –que se caracteriza de manera desproporcionada por la baja productividad y el trabajo informal– es otra señal del deterioro de la calidad del trabajo», advierte la OIT.
En 14 países de ingresos medianos de los que se disponía de datos, el trabajo por cuenta propia disminuyó menos en el segundo trimestre de 2020 que el trabajo asalariado. Cuando el empleo repuntó en el tercer trimestre de 2020, esa subida también fue más notoria en el caso de los trabajadores por cuenta propia.
«A nivel mundial, se estima que en 2020 la destrucción de empleo entre los trabajadores asalariados será dos veces mayor que en el caso de los trabajadores por cuenta propia, lo que provocará un cambio en la estructura del empleo», concluye el informe.