Regímenes pensionales: ¿llegó la hora que su competencia termine y se le debe apostar a uno solo?

David Cuervo dice que ninguno de los regímenes pensionales es adecuado para la realidad colombiana.

Para Carolina Suárez, los subsidios pensionales siempre existirán y deben distribuirse mejor.

Jorge González opina que fondos privados son un monopolio del Grupo Aval y del Grupo Empresarial Antioqueño.

Las estrategias por implementar para que más personas coticen a pensión y tengan la seguridad de que se podrán pensionar es un tema que siempre abre el abanico de opiniones.

Para Jorge Iván González Borrero, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional de Colombia y de la Externado, la cotización a pensiones y, en general, a seguridad social siempre tendrá que ser obligatoria porque los jóvenes no perciben la necesidad de la protección colectiva. Como afirma en dialogo con Actualícese:

En Colombia hay desconfianza, con razón, porque la pensión de los fondos privados es muy bajita. El mecanismo tiene que ser, como primera medida, cotización obligatoria y, en un segundo lugar, pensión garantizada por el Estado. Lo ideal sería contar con un sistema tributario progresivo y renta básica.

Por su parte, David Cuervo, experto en pensiones y director de bienestar patrimonial en Mercer, afirma que se necesita educación previsional. Según nos comparte en entrevista con Actualícese:

Hay una parte muy importante de la población que no tiene confianza en el sistema y a través de una desesperanza aprendida se ha construido el mito de que jamás se pensionarán.

Cuervo opina que otros piensan que lo obtenido es muy poco:

Sin querer decir que el beneficio sea adecuado, lo cierto es que las personas con la pensión no solo adquieren un ingreso sino también cobertura al sistema de salud, cuestión importante para edades de adulto mayor.

Para él, las empresas juegan un rol protagónico en este sentido y pueden ayudar a que más personas tomen mejores decisiones.

Para Carolina Suárez, gerente jurídica de TG Consultores, a través de la educación pensional se puede generar mayor confianza en la cotización, informando tipos de beneficios, coberturas y garantías a las que se acceden, efectuando el aporte comparado con el alto riesgo que corren si no cotizan en tiempo, ya que generalmente las personas solo piensan en su pensión ad portas de ella.

En igual sentido, es importante crear mecanismos contra la informalidad, evasión y flexibilización de aportes a través del sistema general de pensiones. Según la opinión que compartió con Actualícese:

(..) desde el punto de vista del Gobierno nacional, se deben establecer políticas públicas fuertes que permitan el acceso de las personas al sistema de pensiones, que difiere sustancialmente de un sistema asistencialista. Además, se debe permitir, de forma excepcional, que las personas opten por sustitutos como los BEPS o pensiones inferiores al salario mínimo mensual legal vigente.

¿Es hora de que se termine la competencia de los regímenes pensionales?

González Borrero tiene claro que los fondos privados resultaron siendo un monopolio del Grupo Aval y del Grupo Empresarial Antioqueño. «Es un absurdo porque finalmente el Estado tiene que responder por la pensión mínima», indica.

Para él, la unificación de los sistemas debe girar alrededor de la prima media y no de la capitalización individual.

Por su parte, Cuervo afirma que es hora de que termine la competencia que se presenta desde años atrás entre el régimen público y el régimen privado. En eso hay consenso técnico, la discusión importante es determinar cómo hacer la unificación de los regímenes:

Ninguno de los dos existentes es adecuado para la realidad de la población colombiana; por ello es necesario hablar de la reforma estructural. No se puede pensar en cambios tímidos que solo posterguen los problemas de cobertura, sostenibilidad financieras y adecuación del beneficio.

Otro punto de vista tiene Suárez. Para ella se debe fortalecer el régimen de prima media:

Los países que han acogido solo el régimen de ahorro individual con solidaridad tuvieron la necesidad de volver a sistemas de protección social públicos. Una opción sería manejar el famoso sistema de pilares o que ambos regímenes sean compatibles y no excluyentes.

Subsidios, el punto polémico en las discusión

González Borrero nunca ha entendido el argumento del Gobierno de por qué las pensiones altas reciben subsidios elevados. Al respecto, explica que todo depende de la forma como se haya estimado el costo financiero y describe que los estudios realizados por Stefano Farné niegan la existencia de tales subsidios.

Para Cuervo, los subsidios deben ser focalizados, es decir, se trata de gastar bien en las personas que más lo necesitan.

Según Jorge Llano, vicepresidente técnico de Asofondos, se deben eliminar los subsidios regresivos del régimen público, los cuales son financiados en su mayoría por los afiliados al régimen público que no alcanzan una pensión (cerca del 90 %), y de esta forma aliviar la carga del gasto público en pensiones. Como asegura en Actualícese:

Hemos propuesto establecer un solo régimen contributivo basado en el ahorro y la capitalización. El debate no debe ser si el sistema lo administra el sector público o el privado. De hecho, desde el gremio proponemos la creación de una AFP pública que compita en las mismas condiciones con las demás entidades privadas.

Esta reforma permitiría crear un sistema integral de protección para la vejez que pueda otorgar subsidios a la población más vulnerable por medio de programas como Colombia Mayor y los BEPS.

Desde el punto de vista de Suárez los subsidios deben distribuirse mejor:

Incluso en los fondos privados existen subsidios que otorga el Estado, de acuerdo con las estadísticas de Asofondos en las que se indican que ellos otorgan una tasa de reemplazo de casi el 80 %, porque las pensiones son del mínimo y si están reconocidas por garantía de pensión mínima implica que están subsidiadas por el Estado.

Considera que el subsidio siempre va a existir, lo que se debe revisar es que sea más equitativo, sin desconocer los derechos de los colombianos, en su mayoría, de clase media.

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