Para Juan Guillermo Pérez, el ciudadano que no paga impuestos muchas veces suele ser estigmatizado, pero hay que buscar las razones por las cuales no lo hace.
El pago de impuestos es necesario para el desarrollo de un país, pero se ha comprobado que a las personas no les gusta hacerlo.
Para Juan Guillermo Pérez, el ciudadano que no paga impuestos muchas veces suele ser estigmatizado, pero hay que buscar las razones por las cuales no lo hace.
El pago de impuestos es necesario para el desarrollo de un país, pero se ha comprobado que a las personas no les gusta hacerlo.
Juan Guillermo Pérez, magíster en Derecho Tributario y socio director de proyectos de Aserto Asesores Consultores Ltda., afirma en #CharlasConActualícese que el tema de la evasión es sensible y complejo de tratar, ya que muchas veces se estigmatiza al ciudadano que no paga impuestos.
Según explica, evadir es sinónimo de ocultar, alterar o simular el presupuesto objetivo de la obligación tributaria. Por su parte, la elusión es evitar el tributo acudiendo a formas jurídicas o vacíos legales.
El pago de impuestos es necesario para el desarrollo de un departamento, de una ciudad, de un país, pero en el transcurso de la historia se ha comprobado que a las personas no les gusta hacerlo.
Sin embargo, los ciudadanos se dan cuenta de que a los grandes evasores no les pasa nada y entonces se preguntan: ¿por qué al que no declara renta de cuello blanco no le pasa nada?
Pérez explica que el sistema antievasión es antieconómico cuando no es de antievasión sino de persecución de personas, en este no existe la voluntad del Gobierno para reinvertir los impuestos y tampoco hay voluntad para combatir la corrupción.
No podemos pensar en un sistema antievasión simplemente proponiendo leyes más drásticas, sanciones más onerosas, estigmatizando al evasor cuando los ciudadanos observan que este es un personaje público.
El problema está en combatir y perseguir al evasor porque se considera que lleva un delincuente en su corazón y que es necio porque no quiere pagar sin razón alguna.
Muchas veces el dilema del ciudadano es qué hacer: ¿pagar todos los impuestos? También tengo que pagar la educación de mis hijos, también tengo que pagar la salud a través de una medicina prepagada.
Desde su punto de vista, es un error continuar con el discurso de perseguir al evasor para que pague sin saber en qué se invierte el dinero. Es ahí donde los sistemas de lucha contra la evasión se estrellan y terminan siendo más caros que el recaudo obtenido a través de ellos.