Para Roberto De la Vega, los contadores públicos deben adquirir conocimientos de tecnologías y transformación digital.
En la medida en que aprendan a comprender datos, sacar información y conocimiento de estos para prever el futuro, se convertirán en aliados para las organizaciones.
Para Roberto De la Vega, los contadores públicos deben adquirir conocimientos de tecnologías y transformación digital.
En la medida en que aprendan a comprender datos, sacar información y conocimiento de estos para prever el futuro, se convertirán en aliados para las organizaciones.
Roberto De la Vega, director de Posgrados del Colegio de Estudios Superiores de Administración –Cesa–, afirma en #CharlasConActualícese que los contadores públicos deben capacitarse y reinventarse.
«Desde mi punto de vista, el rol del contador público será reemplazado por robots, porque es muy automatizable, razón por la que debe cambiar», advierte.
La recomendación de este especialista en Finanzas, MBA con énfasis en Finanzas y Estrategia y doctor en Administración, es que los contadores públicos deben complementar su conocimiento aprendiendo de tecnologías, de opciones de transformación digital, de estrategias, de creación de valor, y así apoyar a los gerentes generales.
«El contador debe dejar de ser, como lo llaman los gringos, ‘un contador de frijoles’, para transformarse en un socio estratégico, bien sea para la organización con la cual trabaja o para las que asesora», explica.
El contador público tiene acceso a gran cantidad de datos, cifras e información, y no se puede limitar únicamente a reflejar todo esto en los estados financieros.
«Claro, lo tiene que seguir haciendo, pero también debe enfocarse en manejar los libros, mientras todavía no existan los robots que en un mañana lo harán. Debe comenzar a hablarle al oído y compartir la información de dichos datos y cifras con el gerente general», dice.
Desde su punto de vista, el contador debe convertir datos en conocimiento, en comprensión, y convertir comprensión en previsión.
«En la manera que yo sea capaz de comprender los datos, de sacar información y conocimiento de estos para prever el futuro, me voy a convertir en un aliado invaluable para las organizaciones», puntualiza.
De la Vega es consciente de que hay profesionales a quienes les cuesta asumir este tipo de cambios, pero tener a la mano y contar con herramientas como datos e informes se puede lograr, porque los contadores públicos los manejan.
«Las personas tenemos la gran capacidad de reinventarnos. Hay que gastarle el tiempo a hacerlo para poder adquirir las habilidades y conocimientos, y así entender el futuro», afirma.
En cuando al tiempo para asumir este cambio, él dice que «para ayer es tarde». Así como los cambios en el entorno son muy rápidos, los profesionales deben transformarse con la misma celeridad y con precisión. Además, la pandemia está cambiando el mundo.
«Los contadores deben ser capaces de cambiar, así como las organizaciones, por lo menos a la misma velocidad. No hay que esperar hasta el día de mañana, y ya habrán robots reemplazando a los contadores. Cuando viene la ola, ya viene un tsunami, por eso hay que actuar desde antes», advierte.
De la Vega recalca que hay que tratar de convencer a las altas gerencias de las empresas sobre la necesidad de cambiar. Si no se logra, «comience a buscar un nuevo trabajo, porque no es el sitio ideal para trabajar, y la empresa seguramente en unos 10 años no existirá».
Hay que convencer a los jefes, clientes y proveedores sobre lo fundamental que resulta afrontar el cambio, adoptándolo. Una buena herramienta para hacerlo es crear una sensación de crisis, mostrarles lo que puede pasar si no se realizan transformaciones.
«La resistencia se va a tener sin importar lo que pasa. Los seres humanos nos acomodamos y nos volvemos confortables en nuestra manera de operar, y por naturaleza propia no nos gusta cambiar, a no ser cuando estamos jóvenes o cuando estamos cercanos a jubilarnos», asegura.
La función del liderazgo es fundamental, por lo que los miembros de la alta gerencia deben definir un norte y liderar al grupo para que alcancen ese norte. Se debe tener un líder que transforme y convenza a las personas. Es importante tener la decisión política, al interior de la organización, de adoptar las nuevas tecnologías.
Las universidades que apoyen el cambio, dice De la Vega, son las que actúan como simuladores. Los posgrados de algunas universidades se han convertido en eso, en simuladores, donde los estudiantes resuelven todos los problemas que se les pueden presentar en el mundo laboral.
«Lo hacen de forma ficticia, pero así los estudiantes ya saben qué deben hacer cuando enfrenten los problemas en la vida real. Las universidades que realizan estas prácticas son las que están llamadas a apoyar a las personas en todos los cambios que se vienen», recalca.