Hugo Ñopo, de la OIT, confirma que Colombia tiene tasas altas de desocupación femenina y juvenil, muy por encima del promedio regional.
Afirma que mejorar la empleabilidad es una tarea compleja, y hablar de empleo para las mujeres requiere un trabajo diferente. Aún existen notorias brechas.
Hugo Ñopo, de la OIT, confirma que Colombia tiene tasas altas de desocupación femenina y juvenil, muy por encima del promedio regional.
Afirma que mejorar la empleabilidad es una tarea compleja, y hablar de empleo para las mujeres requiere un trabajo diferente. Aún existen notorias brechas.
Hugo Ñopo es especialista regional en el análisis del mercado de trabajo para América Latina y el Caribe, de la Organización Interamericana del Trabajo –OIT–. En entrevista con Actualícese afirmó que dejar de patrocinar de forma excesiva los emprendimientos, cuando estos son de baja calidad, hace parte de la respuesta para combatir la alta informalidad laboral que se presenta.
La tasa de desocupación colombiana ha seguido una evolución muy similar a la del promedio latinoamericano, especialmente en los tres últimos años. Sin embargo, el dato más reciente evidencia un aumento mayor en Colombia, presentando la tercera mayor tasa de desempleo en la región con un 10,8 %. De mantenerse la tendencia, es probable que la desocupación en el país se sostenga en los dos dígitos.
En el reporte «Panorama Laboral de América Latina y el Caribe 2019» destacamos que hay dos grupos a los que deberíamos prestar especial atención: los jóvenes y las mujeres. Nótese que, al respecto, Colombia tiene tasas altas de desocupación femenina y juvenil, muy por encima del promedio regional.
Mejorar la empleabilidad es una tarea compleja. Será necesario trabajar en la mejora de la transición del mundo de la escuela al mundo del trabajo. Para esto, los diversos actores del sistema educativo necesitan prestar mayor atención a las necesidades, cada vez más cambiantes, del mundo del trabajo.
Recordemos que la calidad de los primeros empleos de las personas resulta ser el mejor predictor de la calidad de la trayectoria laboral. Esto es de central importancia.
La empleabilidad de las mujeres requiere un trabajo diferente. Pese a los notorios progresos en acumulación de capital humano de las mujeres respecto a los hombres, en las dos últimas décadas, los mercados de trabajo aún reflejan notorias brechas.
La transformación necesita ser multidimensional, pensando no solo en los mercados de trabajo, sino también en los hogares y el espacio público. En gran medida, lo que se necesita es un cambio cultural que trascienda diversos ámbitos.
La causa principal está en la reducción de las perspectivas de crecimiento; a esto se suma el cambio tecnológico, la falta de innovación y nuestros bajos niveles de capital humano. Allí se encuentran las claves de algunas de las tareas pendientes.
En los últimos cinco años, en la región venimos creciendo por debajo del resto del globo y por debajo de los países emergentes. Necesitamos ajustes que permitan mejorar la productividad laboral y la productividad total de los factores.
En el reporte resaltamos que nuestra región presenta excesos de emprendimientos, especialmente aquellos que son de subsistencia, de baja productividad. Dejar de incentivar esta manera precaria de empleo es parte de la respuesta.