Pedro Luis Bohórquez, contador general de la nación, afirma que el contador público de hoy debe apoyarse en herramientas informáticas para realizar sus tareas. Según él, de esta forma el contable le dedica un mayor tiempo al análisis de la información y así mejora su desarrollo profesional.
Pedro Luis Bohórquez, contador general de la nación, afirma que el contador público de hoy debe apoyarse en herramientas informáticas para realizar sus tareas. Según él, de esta forma el contable le dedica un mayor tiempo al análisis de la información y así mejora su desarrollo profesional.
Para Pedro Luis Bohórquez, contador general de la nación, con la evolución de los sistemas de información, los cuales involucran nuevas tecnologías para su aplicación, el contador público ha encontrado en los desarrollos tecnológicos un aliado estratégico para el ejercicio de sus actividades.
Gracias a la aplicación de las nuevas tecnologías, el contador público ha reducido significativamente sus tiempos de respuesta en la generación de los productos propios de las actividades relacionadas con las ciencias contables.
“Aquí hablamos del book keeping, la auditoría a través de las técnicas de auditoría asistidas por computador, presentación de declaraciones tributarias a través de la web, transacciones electrónicas, minería de datos, big data”, afirma.
Hoy, para él, no se concibe realizar una teneduría de libros si no es apoyándose en herramientas informáticas, que incluyen elementos de software y hardware.
“Con su utilización, el contador público ha dedicado más tiempo al análisis de la información que a la preparación de la misma, logrando así un mejor desarrollo profesional”, asegura.
Bohórquez sostiene que de la mano de los Estándares Internacionales no se ha reinventado el perfil del contador público.
“Creo que es más bien una reorientación hacia un marco normativo diferente al que tradicionalmente venía aplicando durante muchos años, atendiendo los cambios del mundo para todas las áreas del conocimiento, haciendo una inmersión de la nueva modernidad al manejo de las ciencias contables”, explica el contador general de la nación.
Pasar de un modelo contable basado en reglas a uno basado en principios implica necesariamente la aplicación de juicio profesional, situación que requiere de que el contador público reoriente su perfil, de manera tal que obtenga los elementos teórico-conceptuales necesarios para atender los cambios generados en la aplicación de los Estándares Internacionales.
Lo anterior, para Bohórquez, está condicionado a que el contador ajuste su mirada al seguimiento y adhesión a los Estándares Internacionales, aplicando los elementos teóricos conceptuales a los que hacemos referencia, a la vez que identificando el entorno económico de la empresa en donde va a prestar sus servicios, al igual que el entorno jurídico en el que está inmersa.
Por otra parte, debe orientar su perfil de manera que obtenga un conocimiento amplio sobre los diferentes modelos utilizados para la preparación y presentación de la información, según los tipos de empresa que deben aplicar los Estándares, en aras de satisfacer las necesidades de sus clientes, poniendo en práctica su experticia profesional.
“La dinámica económica y los cambios producidos por la globalización han generado la necesidad de crear nuevas y diferentes empresas, en las cuales se requiere contar con los servicios de un contador público para garantizar una adecuada administración de los recursos”, afirma Bohórquez.
La globalización ha ampliado el espectro de posibilidades para el ejercicio profesional de la contaduría pública, tanto a nivel nacional como internacional, generando oportunidades para que los estudiosos de esta disciplina, en la medida en que sean competentes, puedan aspirar a ocupar estos cargos.
Particularmente en el sector público el espectro laboral se ha ampliado, pues cerca de 15.000 contadores prestan sus servicios en las diferentes entidades de esta categoría, ocupando cargos importantes como el de preparador de información, jefe de control interno, revisor fiscal, secretario de hacienda, tesorero y almacenista, como describe Bohórquez.