A través de la automatización robótica de procesos se recopila el análisis o el cálculo de datos, a una velocidad muy superior a la de una persona o un equipo. Se debe contar con la capacidad de procesar grandes cantidades de datos, muchos más de los que se podían manejar tiempo atrás.
A través de la automatización robótica de procesos se recopila el análisis o el cálculo de datos, a una velocidad muy superior a la de una persona o un equipo. Se debe contar con la capacidad de procesar grandes cantidades de datos, muchos más de los que se podían manejar tiempo atrás.
El concepto de tareas digitales en el mundo de los negocios encierra palabras como “robótica”, “aprendizaje automático” o “automatización cognitiva”. Según el artículo La nueva era de la auditoría (II): todos estamos ya en la senda de la robótica, de KPMG, las tareas digitales cubren una amplia gama de tecnologías diferentes, que van desde la automatización robótica de procesos –RPA– (por sus siglas en inglés), hasta el aprendizaje automático (automatización cognitiva) y el aprendizaje profundo (inteligencia artificial).
Actualmente, la RPA se utiliza ampliamente, tanto en el mundo empresarial como en la auditoría. «Un sencillo ejemplo de automatización de procesos es una macro en Excel. La robótica va más allá de utilizar una hoja de cálculo con capacidades que puedan automatizar procesos, ya sea recopilando, identificando o analizando información, aportando claras ventajas en términos de velocidad y mejorando la fiabilidad y la adaptabilidad», describe el artículo.
La verdadera relevancia de la RPA, según KPMG, radica en que permite la recopilación, el análisis o el cálculo de datos a una velocidad y envergadura muy superiores a las de una persona o equipo de personas.
La robótica también se aplica a los procesos empresariales, como en los departamentos financieros, de recursos humanos, auditoría interna o auditoría externa. La RPA implica la capacidad de procesar grandes cantidades de datos; muchos más de los que podían manejarse antes.
«Nuestras capacidades de auditoría se están expandiendo rápidamente, ya que nuevas tecnologías como la RPA nos permiten analizar el 100 % de los conjuntos de datos en lugar de realizar muestreos y centrarnos cada vez con mayor profundidad en los valores atípicos y las excepciones, lo que nos permite resaltar áreas clave de riesgo», indica KPMG.
Los auditores deben comprometerse con el aprovechamiento de tecnologías como la robótica, el aprendizaje automático y, con el paso del tiempo, el aprendizaje profundo, para aplicar estas potentes capacidades en aras de generar una mejor evidencia de auditoría y obtener percepciones más exhaustivas. Sin embargo, lo más importante es concentrarse en la integración de nuevas capacidades para mejorar la calidad de la auditoría; no solo por la tecnología en sí.
«El resultado final debería permitirnos trabajar de manera más colaborativa—al tiempo que preservamos la independencia de nuestra opinión de auditoría— mediante la optimización de la transferencia de datos y percepciones más exhaustivas», se asegura en el artículo.
Integrar las nuevas tecnologías, como la RPA, en los propios modelos de negocio seguramente traerá ventajas para la compañía auditada, en departamentos como el financiero, de recursos humanos o el de auditoría interna, entre otros.
Finalmente, la tecnología representa un camino por recorrer para los auditores, pero también para las empresas. Compartir perspectivas a lo largo del proceso redunda en beneficio de la empresa, el resultado de la auditoría y, por lo tanto, en beneficio de los accionistas e inversores, así como de otros grupos de interés, usuarios de la información financiera auditada.