Entre las prácticas que la auditoría interna debe adoptar están el análisis de datos, el trabajo remoto y las videoconferencias.
Se debe adoptar un proceso de evaluación y planificación de riesgos más interactivo, que permita flexibilidad en la forma de implementar recursos en el futuro.
Entre las prácticas que la auditoría interna debe adoptar están el análisis de datos, el trabajo remoto y las videoconferencias.
Se debe adoptar un proceso de evaluación y planificación de riesgos más interactivo, que permita flexibilidad en la forma de implementar recursos en el futuro.
Es probable que los planes que las organizaciones están poniendo en marcha para contener y responder al COVID-19 se mantengan durante un largo período. Desde la ejecución de una auditoría interna, hay que estar preparados para adaptarnos a este período y a esta “nueva normalidad” de manera sostenible.
Deloitte, en su informe Consideraciones de auditoría interna en respuesta al COVID-19, indica que las situaciones de cada país son diferentes y están cambiando rápida y dramáticamente, por lo que es imperativo que las funciones de la auditoría interna se mantengan atentas a los anuncios gubernamentales y reglamentarios, así como a seguir las respuestas organizativas coordinadas centralizadamente al diseñar el trabajo específico de una auditoría interna.
A medida que la pandemia del COVID-19 continúa su desarrollo y expansión, y hasta que se controle, las áreas y jefes de auditoría interna deben considerar nuevas ideas. Por lo anterior, Deloitte ha establecido una serie de consideraciones claves, junto con las posibles respuestas.
Es importante que la auditoría interna sea proactiva y esté preparada, sin dejar de ser pragmática, a medida que la situación siga evolucionando.
Las funciones de una auditoría interna deberán considerar:
Las funciones de una auditoría interna deberán considerar:
Desde el punto de vista de Deloitte, las funciones de una auditoría interna deberán considerar lo siguiente:
Las funciones de auditoría interna deben aprovechar la oportunidad para adoptar muchas de las prácticas que han demostrado funcionar eficazmente durante la “nueva normalidad” de la crisis. Algunos ejemplos son el análisis de datos y el trabajo remoto, así como las videoconferencias.
Esto tendrá beneficios continuos en términos como eficiencia, menores gastos, mayor equilibrio en la vida laboral de los equipos de auditoría interna y reducción del impacto ambiental a causa de la menor cantidad de viajes.
También existe la oportunidad de adoptar un proceso de evaluación y planificación de riesgos más interactivo y que permita una mayor flexibilidad en la forma de implementar recursos en el futuro.
«Es un hecho que la auditoría interna no será la única que experimente modificaciones derivadas de la experiencia del COVID-19 y no esperamos que el negocio vuelva al mismo manejo. Es probable que exista más trabajo a distancia, menos viajes, mayor uso de la tecnología y muchos otros cambios, dependiendo de la industria. La auditoría interna necesitará considerar estas transformaciones y el impacto en su enfoque futuro», aconseja Deloitte.