Iván Daniel Jaramillo afirma en entrevista con Actualícese que el enfoque de la ministra del trabajo, de considerar “bajito” el salario mínimo, puede contribuir a orientar el debate en la Comisión de Concertación hacia la corrección histórica de la pérdida progresiva de poder adquisitivo.
Iván Daniel Jaramillo afirma en entrevista con Actualícese que el enfoque de la ministra del trabajo, de considerar “bajito” el salario mínimo, puede contribuir a orientar el debate en la Comisión de Concertación hacia la corrección histórica de la pérdida progresiva de poder adquisitivo.
Para Jaramillo, director del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, el acercamiento entre las partes involucradas en la discusión del salario mínimo se forja entre la confianza por el cumplimiento de compromisos de formalización y diálogo social en los espacios de la Comisión de Concertación, lo que condiciona el ambiente en el proceso de fijación del salario mínimo.
La situación contextual resulta adversa a la posibilidad de un acuerdo para la concertación del salario mínimo de 2019, ya que factores como el trámite de la denominada ley de financiamiento, la pérdida de poder adquisitivo del salario mínimo con ajustes imperfectos como reconoció el Consejo de Estado en el incremento del 2016, y la conflictividad social determinan un ambiente poco favorable ante un posible acuerdo en la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales.
Los indicadores macroeconómicos constituyen las variables para la fijación del salario mínimo. Sin embargo, tal como se ha verificado en la práctica, el no contar con indicadores consolidados genera espacios de desconocimiento de estándares para la fijación del salario mínimo, siendo deseable trasladar la fecha de debates en la Comisión de Concertación para marzo, fijando en forma retroactiva el salario mínimo con la batería de indicadores del año precedente.
El acercamiento entre las partes deriva de la confianza en el cumplimiento de compromisos de formalización y diálogo social en los espacios de la Comisión de Concertación que condicionan el ambiente en el proceso de fijación del salario mínimo. Es deseable incluir en la mesa la visión equilibrada de control de la inflación, en concordancia con los estímulos a la capacidad de consumo y el reconocimiento de la productividad laboral.
El salario mínimo en Colombia ha perdido poder adquisitivo como consecuencia de la fijación prevalentemente unilateral del Gobierno, a través de los 21 años de funcionamiento de la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales.
El enfoque de la ministra del trabajo, al considerarlo “bajito”, puede contribuir a orientar el debate en la Comisión de Concertación hacia la corrección histórica de la pérdida de poder adquisitivo progresiva del salario mínimo en Colombia. Que la ministra del trabajo piense que el mínimo es bajito podría hacer que la discusión de este sea diferente este año.
En realidad, el proyecto de ley incorpora una prestación legal complementaria del esquema de acreencias laborales denominado “prima de la canasta familiar”, para trabajadores del sector público y privado que devenguen hasta tres salarios mínimos legales mensuales vigentes. El proyecto se orienta a reducir el impacto fiscal sobre los trabajadores con ingresos medios de carácter prestacional equivalente a 15 días de salario, pagaderos el 30 de marzo y el 30 de septiembre, que contribuye a la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores en Colombia, siempre que no se neutralice por efecto de la reforma tributaria.