En Colombia, solo la mitad de las compañías realiza evaluaciones de riesgo para prevenir el soborno y la corrupción en áreas críticas, y menos de un tercio realiza valoraciones de riesgo relacionadas con lavado de activos, sanciones y control de exportaciones. Actores internos son los más señalados.
En Colombia, solo la mitad de las compañías realiza evaluaciones de riesgo para prevenir el soborno y la corrupción en áreas críticas, y menos de un tercio realiza valoraciones de riesgo relacionadas con lavado de activos, sanciones y control de exportaciones. Actores internos son los más señalados.
Según la Encuesta Global Crimen Económico 2018 Colombia: Fraude al Descubierto, elaborada por PwC, las evaluaciones de riesgo de fraude son el primer paso para prevenirlo. Sin embargo, a pesar del incremento del gasto, muchas organizaciones todavía abordan la prevención del fraude desde una perspectiva reactiva y defensiva, lo cual se refleja en algunos resultados de la encuesta:
La encuesta de PwC revela un aumento significativo en la participación del delito económico cometido por actores internos –pasando del 46 % en 2016 al 52 % en 2018–; así como un aumento en la proporción de tales delitos atribuidos a la dirección senior –pasando del 16 % en 2016 al 24 % en 2018–. De hecho, la encuesta indica que la probabilidad de que los perpetradores de un fraude de gran impacto sean actores internos es un tercio mayor a la de que sean actores externos.
«Sin embargo, uno de los mayores puntos ciegos del fraude en una compañía, y la mayor amenaza, a menudo no tiene nada que ver con sus empleados, sino con la gente con quien se hace negocios», afirma PwC en su encuesta.
Los resultados de la encuesta de PwC hacen referencia a los terceros con quienes las compañías tienen relaciones regulares y rentables, como son los representantes, intermediarios, vendedores, proveedores, clientes, entre otros. En otras palabras, son estos terceros las personas y organizaciones de quienes se espera un cierto grado de confianza mutua, pero quienes de hecho podrían estar robando a la compañía.
Frente a lo anterior, se presenta una categoría de riesgo de fraude interno, definida como “riesgo de conducta o riesgo conductual”. «Este tipo de riesgo incluye las actuaciones de los empleados, que ponen en riesgo o perjudican las actividades de las compañías, en términos de proveer los mejores resultados a sus clientes, así como la libre competencia e integridad de los mercados. Más aún, a diferencia de las fallas operativas o las amenazas externas, el riesgo conductual requiere una respuesta más holística y por tanto, un cambio en la forma en la que se le aproxima», asegura la encuesta.