En el año 2018, las mujeres recibieron un 12,1 % menos de salario que los hombres, es decir que ellas percibieron un 87,9 % de lo que ganaron los hombres.
El trabajo doméstico y de cuidados no remunerado continúa siendo un obstáculo para que las mujeres obtengan trabajos remunerados.
En el año 2018, las mujeres recibieron un 12,1 % menos de salario que los hombres, es decir que ellas percibieron un 87,9 % de lo que ganaron los hombres.
El trabajo doméstico y de cuidados no remunerado continúa siendo un obstáculo para que las mujeres obtengan trabajos remunerados.
Factores como la menor participación de las mujeres en el empleo y su concentración en sectores de menor productividad y en empleos informales o de menor calidad tienen un impacto en la generación de ingresos propios de las mujeres, limitando su autonomía económica, además de afectar el monto de sus ingresos, provocando que reciban menos que los hombres.
El anterior argumento está planteado en el informe Mujeres y hombres: brechas de género en Colombia, elaborado por ONU Mujeres, el Dane y la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer.
«Las diferencias en el pago que perciben mujeres y hombres por su trabajo, no se explican solo por el hecho de que trabajan en distintos sectores y ocupaciones, ya que, a igual nivel educativo y experiencia, las mujeres suelen obtener un pago menor, lo que significa, en términos generales, que la discriminación está presente en los mercados laborales», indica el informe.
Existen distintas estimaciones de la brecha salarial de género, pero todas coinciden en que las mujeres reciben un pago menor que los hombres.
Hay distintas formas de expresar la brecha. En algunos casos se refiere a cuánto es el valor menos que reciben las mujeres respecto de los hombres, expresado en porcentaje, como es el caso del Dane.
En otros casos, se expresa como el porcentaje que representa lo que reciben las mujeres respecto a lo que reciben los hombres, que es el caso de la brecha estimada por la Cepal.
Esta entidad calcula la brecha entre la población asalariada urbana de 20 a 49 años que trabaja de forma remunerada 35 horas o más por semana, lo que se conoce como “relación de salarios urbanos entre los sexos”. Para América Latina, el salario promedio de las mujeres corresponde al 92,1 % del que reciben los hombres.
Además, esta brecha no se cierra con el nivel educativo. Entre las asalariadas y los asalariados con cero a cinco años de escolaridad, la brecha es 81,6 %, 82,2 % con 10 a 12 años y de un 83,0 % con 13 años y más de escolaridad.
Bajo esta estimación, en Colombia el salario promedio de las mujeres es el 94 % del que perciben los hombres, con una brecha salarial del 83,9 % entre las asalariadas/asalariados urbanos con cero a cinco años de escolaridad, y del 85,1 % con 13 años y más.
La Cepal también calcula la proporción del ingreso promedio de las mujeres asalariadas e independientes de 15 años y más, respecto al ingreso promedio de los hombres en la misma condición. Para la región, la brecha resulta del 81,2 %, y para Colombia del 88,0 %.
El Dane calcula la brecha comparando el ingreso mensual promedio entre hombres y mujeres. El resultado en 2018 mostró que las mujeres recibieron un 12,1 % menos que los hombres, es decir que ellas percibieron un 87,9 % de lo que ganaron los hombres.
«El diferencial de ingresos entre sexos es considerablemente mayor, prácticamente el doble, en los centros poblados y rural disperso (33,6 %) que en las cabeceras (16,4 %). Por nivel educativo y en todos los niveles, el promedio de ingreso de los hombres es mayor. Las mujeres sin escolaridad perciben un 37,5 % menos que los hombres con el mismo nivel educativo y la brecha persiste aún en niveles educativos altos. Las mujeres con estudios universitarios reciben un 18,8 % menos que los hombres con estudios de este nivel», presenta el informe.
Las mujeres invierten tiempo y recursos económicos en su preparación. Es común que tengan que combinar una fuerte carga de trabajo doméstico y de cuidados no remunerados con sus actividades de estudio. Aun así, al llegar al mercado laboral, reciben un pago menor por su trabajo.
En el informe se afirma que la desventaja socioeconómica de las mujeres en el mercado laboral se explica por tres factores: