Actualícese.com
Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Fraudes empresariales: por necesidad, oportunidad y motivación


Fraudes empresariales: por necesidad, oportunidad y motivación

El soborno y la corrupción son comunes en el sector empresarial. Las prácticas poco éticas y la propia participación de los empleados de las compañías hacen que éstas sufran pérdidas económicas que ronden los millones de dólares. Luis Alberto Penagos y María Conchita Jaimes hablan al respecto.

En el año 2014 Colombia se situó como el país con mayor fraude en el sector empresarial en Latinoamérica, según la Encuesta de Fraude 2014 realizada por EY. La encuesta fue realizada entre 59 países de todo el mundo, donde se entrevistaron a 2.700 ejecutivos.

“son comunes en el sector empresarial, mientras que el 71% reconoció que son comunes las prácticas poco éticas como ofrecer regalos personales para ganar y retener negocios, o alterar los resultados financieros de las empresas.”

El 40% de los ejecutivos afirmaron que el soborno y la corrupción son comunes en el sector empresarial, mientras que el 71% reconoció que son comunes las prácticas poco éticas como ofrecer regalos personales para ganar y retener negocios, o alterar los resultados financieros de las empresas.

El informe también plantea que el 60% de los ejecutivos no ha participado en controles o iniciativas para combatir la corrupción, por lo que los esfuerzos de las compañías no siempre están enfocados en mitigar los riesgos de fraude, de una forma efectiva.

Luis Alberto Penagos, Consultor Internacional, Auditing Investigative Forensis y Miembro ACAMS, ALIFC, sobre la forma en que se deben blindar los CEO y gerentes para evitar los fraudes dice: “Todos sabemos que en el sector privado se tienen fuertes medidas de control interno y por consiguiente los CEO están más seguros; pero en este mundo de tantas turbulencias económicas mi mejor consejo es que se blinden contra todos los riesgos a través del estudio y análisis de los riesgos que se asumen cuando se ejerce cualquier actividad, máxime cuando se ejercen cargos de tanta responsabilidad”.

Para Penagos el fraude se presenta por tres situaciones específicas dadas en el triángulo del fraude de Pascal: por necesidad, por oportunidad y por motivación. “También hay que agregarle que en los países latinos este flagelo lo trae la sociedad en sus genes. Desde pequeños somos condicionados al hurto, al fraude, cuando vamos a los supermercados los niños ven cómo consumimos alimentos que después no pagamos, y cuando el niño lo hace, los padres tratan de reprenderlo, pero de dónde viene el ejemplo”.

Otro de los riesgos que aborda EY es que las organizaciones necesitan hacer un mejor trabajo y anticiparse a los ataques en un entorno en el que ya no es posible prevenir todas las infracciones cibernéticas y donde las amenazas provienen de fuentes cada vez más ingeniosas y bien financiadas.

TAMBIÉN LEE:   [Conferencia] El contador público más allá de la tecnología

“Las organizaciones sólo desarrollarán una estrategia de riesgos efectiva si entienden cómo anticiparse a la ciberdelincuencia. Los ciberataques tienen el potencial de ser de gran alcance –no sólo económicamente, sino también en términos de marca y daños de reputación, pérdida de ventaja competitiva e incumplimiento de normas. Las organizaciones deben cambiar de enfoque reactivo a una postura proactiva, transformándose de un blanco fácil para los ciberdelincuentes a complejos adversarios”, explica María Conchita Jaimes, Socia de Asesoría y líder de Seguridad de la Información de EY Colombia.

“Muchas organizaciones aún se encuentran lejos de dominar los aspectos fundamentales de la ciberseguridad. Además de la falta de enfoque de las directivas de la organización y de la definición de procedimientos y prácticas, muchas de las organizaciones encuestadas revelan que no tienen un centro de operaciones de seguridad. Esta es una preocupación latente”, asegura la experta.

Para ella, “la prevención es la mejor solución y las organizaciones deben concientizarse del grave riesgo que corren si no implementan programas para protegerse, porque luego podría ser muy tarde”.

Empleados en la mira

En el año 2013, KPMG realizó un estudio llamado Encuesta de Fraude en Colombia 2013, el cual indicaba que el 70% de los crímenes económicos habían sido cometidos por empleados de las propias compañías para las que trabajan.

Las ‘pequeñas’ acciones de robo realizadas por los empleados representan una gran pérdida anual, que según la firma KPMG, ronda los $3,600 millones de dólares, lo que se traduce en el 1% del Producto Interno Bruto –PIB– nacional.

Los sectores más vulnerados son: combustibles, telecomunicaciones y transporte público, con proporciones que alcanzan hasta el 4% de sus ventas por año.

Luis Anaya, gerente general de Alto Colombia explica en El Espectador

que este tema se vuelve alarmante cuando se observa que más de la mitad de los hurtos proviene del personal de las compañías. “Hay corrupción por parte de los departamentos de compras, hay fraude electrónico con hackeo de firmas y hackeo de cuentas, y hay un tema de robos de usuarios. Estos delitos no son considerados graves en ningún país, tanto como para meter a alguien a la cárcel, pero sí tienen el peso suficiente para ser denunciables. Nosotros nunca nos imaginamos que en la industria iba a haber tanta complicidad interna y lo que nos encontramos es impresionante. En retail se pierden US$150 millones al año en Colombia y el 70% es por el personal”, dice.

Material Relacionado

Descubre más recursos registrándote o logueándote. Iniciar sesión Registro gratuito
,