Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Auditores deben contar con pensamiento crítico en la evaluación de la información.
Evaluación de factores de riesgo desde la óptica cualitativa y cuantitativa, sobre las partidas de los estados financieros.
Tecnología como herramienta del auditor en la búsqueda de eficiencia en sus resultados.
A medida que el COVID-19 y sus efectos se siguen desplegando, las repercusiones en la economía son más visibles y llevan a que se presenten fuertes impactos en la preparación de la información financiera de las empresas.
Es así como las empresas se ven enfrentadas a diversos retos como son:
Mónica J. Garcés Ahumada, gerente senior de auditoría en KPMG en Colombia, en el artículo COVID-19: ¿Cuáles son las responsabilidades del auditor?, indica que el auditor de la información financiera enfrenta un importante desafío en la realización de la auditoría durante la pandemia.
«Además de cumplir con los estándares profesionales, los auditores deben asegurar la calidad y la oportunidad de la auditoría como parte del servicio a sus clientes», afirma.
El sello distintivo del auditor actual requiere un adecuado manejo de las relaciones profesionales y de un pensamiento crítico con alto grado de escepticismo profesional en el análisis y evaluación de la información.
Para ella, es importante que en la definición del plan y de la estrategia de auditoría se efectúe una adecuada evaluación de riesgos de error material, considerando los impactos que en la información financiera y en la estructura de control interno de las organizaciones traerán los efectos económicos de la pandemia.
Para lo anterior, es indispensable la evaluación de los factores de riesgo desde la óptica cualitativa y cuantitativa, sobre las partidas de los estados financieros.
«El adecuado entendimiento del negocio del cliente, cambios en la regulación de la industria en la que realiza sus operaciones, modificaciones en sus políticas contables, ajustes en sus proyecciones financieras, monitoreo del desempeño financiero, entre otros, constituyen aspectos relevantes para asegurar la adecuada identificación y evaluación de los riesgos sobre la información financiera del cliente», explica Garcés Ahumada.
La efectividad de un enfoque de auditoría basado en riesgos depende, en gran medida, de la capacidad del auditor para identificar los riesgos de error material en los estados financieros debido a “error o fraude” y su adecuada evaluación.
Por ende, el auditor está llamado a diseñar una adecuada respuesta en el tratamiento de tales riesgos, involucrando su capacidad de innovación para definir procedimientos de auditoría que superen las posibles limitaciones que se puedan presentar en el alcance de la auditoría (acceso a registros o soportes de la información, realización de pruebas de recorrido, entre otros), en consideración a los esquemas de trabajo adoptados por las empresas para mitigar los riesgos de contagio del COVID-19.
«La tecnología se convierte en una de las principales herramientas del auditor para el desarrollo de sus procedimientos en la búsqueda de resultados más eficientes, en cuanto al cubrimiento y la oportunidad de los resultados», dice Garcés Ahumada.
En este punto cobra importancia que el auditor cuente con ciertos conocimientos relacionados con el uso de procedimientos automatizados como soporte a la función de auditoría, encaminados al manejo masivo de datos.
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