Aunque sea complejo de creer, los hombres también son estigmatizados y excluidos en diversos ámbitos laborales a raíz del machismo y micromachismo.
Esto se evidencia en labores como cuidado infantil, servicio doméstico, asistencia de gerencia y enfermería, donde se evidencia mayor participación femenina.
Aunque sea complejo de creer, los hombres también son estigmatizados y excluidos en diversos ámbitos laborales a raíz del machismo y micromachismo.
Esto se evidencia en labores como cuidado infantil, servicio doméstico, asistencia de gerencia y enfermería, donde se evidencia mayor participación femenina.
Cuando se habla de inclusión laboral, el tema se trata desde el enfoque femenino. Sin embargo, no es común abordarlo desde el lado masculino. Para muchos, debería tener la misma relevancia y en una compañía se puede medir la equidad si los equipos oscilan con una participación entre el 40 % y 60 % de los dos géneros.
Con el pasar de los años y debido a razones culturales, principalmente, se han creado sesgos inconscientes y se han normalizado los roles de género.
No obstante, se ha comprobado que tanto mujeres como hombres tienen competencias que les permiten llegar a desempeñar labores culturalmente asignadas al género contrario.
Al respecto, Juan Pablo Castillo, director de asuntos corporativos de Sodexo habla sobre la importancia de trabajar para buscar una equidad en estos temas, siendo las organizaciones un punto clave.
“Las empresas tienen una tarea y es la de identificar cuáles son las barreras que tiene cada uno de sus colaboradores que no permite una inclusión transparente e idónea para cada uno de esos roles”, afirma.
Para él, es relevante identificar al interior de los equipos de trabajo el que se presente una inequidad, con el objetivo de tomar acciones para equilibrarlo.
Y es que, así como las mujeres, los hombres también son estigmatizados y excluidos en varios ámbitos a raíz del machismo y micromachismo, lo que se evidencia en labores como el cuidado infantil, servicio doméstico, asistencia de gerencia y enfermería, en las que se evidencia mayor participación femenina y bajo afirmaciones como “los hombres no saben cocinar, no saben cuidar niños, ni mantener el orden dentro del hogar, etc.”, como describe Castillo.
Las empresas deben blindar a sus colaboradores con políticas de inclusión y diversidad, en aras de que temas personales no permeen la cultura de la compañía. Lo anterior quiere decir que se debe entrar a trabajar y neutralizar temas como el machismo, a través del ejemplo y la formación en el ámbito laboral.
“Las empresas que le apuestan a la diversidad e inclusión son más rentables, retienen más a sus colaboradores y clientes. Adicionalmente, son empresas que generan un mejor desempeño en sus indicadores de seguridad y salud”, afirma Castillo.
Según el informe de la CEPAL, con fecha del 14 de marzo de 2019, Indicadores que visibilizan las brechas de género en el mercado laboral, el 27,7 % de la fuerza laboral femenina se concentra en actividades como actividades de hogares como empleadores, actividades no diferenciadas de los hogares como productores de bienes y servicios para uso propio; enseñanza, actividades de atención de salud y asistencia social. En estas mismas actividades la presencia de hombres es del 5,4 %.
Desde el punto de vista de la entidad, existe una «alta concentración de mujeres en profesiones y oficios que requieren menor cualificación, y remuneración más baja para ocupaciones que concentran una mayor proporción de mujeres».
La ministra del trabajo, Alicia Arango, en mayo de 2019, expresó ante los medios de comunicación que existe un complejo panorama de desigualdad y machismo laboral en el país. Reveló que las mujeres reciben 35 % menos ingresos por cumplir la misma labor que los hombres y enfrentan un riesgo mucho más alto de perder del empleo.
Explicó que existen dos factores que hacen que una mujer esté en mayor riesgo de perder su trabajo; el primero es el acoso.
“Acoso sexual contra mujeres que no tienen otra opción, porque es la comida de sus hijos y no pueden denunciar. Existe bastante y estamos pidiendo a las mujeres que denuncien, que nos ayuden con la información”, dijo Arango.
El segundo factor de riesgo es la licencia de maternidad, o pedir un permiso para cuidar a cualquier familiar enfermo.
«La maternidad no puede ser un problema, hemos pensado la licencia de paternidad que sea igual para que no sea solo la mamá la que asuma el cuidado de los hijos y exclusión por ser mamá», sostuvo.