Para Gustavo Cote, la reforma tributaria debe mirar a personas naturales, no asalariadas ni independientes.
Daniel Bulla dice que siempre es fácil emplear la carta de demandar más contribución a los de mayores ingresos.
En el primer trimestre de 2021 comenzaría la discusión de la reforma tributaria.
Para Gustavo Cote, la reforma tributaria debe mirar a personas naturales, no asalariadas ni independientes.
Daniel Bulla dice que siempre es fácil emplear la carta de demandar más contribución a los de mayores ingresos.
En el primer trimestre de 2021 comenzaría la discusión de la reforma tributaria.
En febrero del año 2021, la Comisión de Expertos en Beneficios Tributarios entregará un informe preliminar, el cual marcaría el inicio de la discusión de la próxima reforma tributaria que regirá en Colombia.
Así lo manifestó el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, el 30 de septiembre, durante el panel Perspectivas de recuperación económica, en la Convención Internacional de Seguros 2020 de Fasecolda.
La reforma tributaria comenzará entonces a tomar forma durante el primer trimestre del próximo año. Para él, Colombia debe empezar pronto la discusión sobre cómo disminuirán los elevados niveles de deuda pública.
«En febrero vamos a tener el informe preliminar y a partir de ese informe podremos ir concretando las propuestas que nosotros ya tenemos con la de los expertos, empezar a discutir y tener en realidad una discusión en ese primer trimestre del año», señaló.
Para Gustavo Cote, exdirector de la Dian, la próxima reforma tributaria incluirá medidas orientadas a obtener una mayor recaudación.
«Dicha reforma deberá mirar a las personas naturales, pero no puede enfocarse en los asalariados ni en el grupo de los trabajadores independientes, porque ellos no tienen capacidad económica para aportar más», dice en entrevista con Actualícese.
Sugiere que las personas naturales que deben ser objeto de consideración en la propuesta deben ser aquellas que cuentan con altos ingresos y una significativa riqueza representada en patrimonios de altos valores, hoy ubicados al margen de la tributación o al menos en niveles bajos en el pago de sus impuestos.
Daniel Bulla, gerente senior de Impuestos de Binder Dijker Otte –BDO– Colombia, señala que el universo y nivel de recaudo de personas naturales del país son bajos, y se han apalancado básicamente en los asalariados con un ingrediente no menor, una carga parafiscal paralela que recae fuertemente sobre compañías.
«Es evidente que sí se debe ampliar este espectro de contribuyentes, preferiblemente de dos maneras. La primera, activando para la vida tributaria grupos de potenciales contribuyentes que han estado motu proprio o por la misma complejidad del sistema para formalizarlos fuera del radar, y la segunda, haciendo más progresivas las tarifas de los asalariados», afirma en diálogo con Actualícese.
Cote afirma que Colombia, desafortunadamente, muestra grandes desigualdades y una gran concentración de la riqueza en pocas manos.
Por ello, el impuesto a los grandes patrimonios es un imperativo que debe mantenerse y mejorarse en función del reducido grupo que posee capitales considerables.
«La idea es lograr una mayor recaudación y así, con una buena administración de los recursos que origine, es decir, protegidos de la corrupción y ejecutados con responsabilidad y enfoque social, permitan superar en alguna forma esta difícil realidad», aclara.
Por su parte, Bulla señala que este es un recurso natural que surge en épocas de vacas flacas.
«Sin duda, siempre será fácil utilizar la carta de demandar más contribución a los que más tienen», afirma.
Para él, en un escenario racional, el que más tiene hoy debió tributar más cuando generó esa riqueza, y tributar de nuevo es un doble impacto económico.
«Esto no es un buen mensaje, puede caer en desmotivar la inversión e incentivar el ocultamiento», explica.
Desde el punto de vista de Cote, puede manejarse de forma muy transitoria y contingente un aporte extra de este tipo de sujetos pasivos, pero de forma permanente nunca debe optarse por estas medidas.