Del total de personas ocupadas, el 41 % son trabajadores por cuenta propia en condición de informalidad laboral. De este porcentaje, el 34 % está cotizando a un fondo de pensiones.
Entre los más de 11 millones de personas con contrato laboral, el 37 % tuvo uno verbal y el otro 63 % por escrito.
Del total de personas ocupadas, el 41 % son trabajadores por cuenta propia en condición de informalidad laboral. De este porcentaje, el 34 % está cotizando a un fondo de pensiones.
Entre los más de 11 millones de personas con contrato laboral, el 37 % tuvo uno verbal y el otro 63 % por escrito.
En el análisis La economía empezó a reactivarse, pero de modo lento y desigual, elaborado por los economistas Jorge Enrique Espitia y Luis Jorge Garay, se destaca que, pese a que la economía colombiana está creciendo, la situación no se replica en materia de empleo:
Durante el primer y el segundo trimestre de este año, la economía colombiana creció en un 1,1 % y un 17,6 % respectivamente. En el tercer trimestre el crecimiento fue del 13,2 %. Pero al comparar el PIB de este período con el del tercer trimestre de 2019, se encuentra que el crecimiento fue de apenas un 2,1 %. Hasta ahora, la reactivación económica no se ve reflejada en la tasa de desempleo, que en septiembre de este año se ubicaba en el 14,4 %.
Espitia y Garay afirman que para septiembre de 2020 se habían perdido cerca de 2 millones de empleos respecto del año anterior. A su vez, en septiembre de 2021 se habían recuperado cerca de 1 millón y medio de empleos.
Todavía quedan cerca de medio millón de personas que perdieron su empleo durante la pandemia. A lo anterior se suma el número de inactivos, que ha aumentado en más de un millón de personas entre septiembre de 2019 y septiembre de 2021.
A la anterior situación se le suman los elevados índices de desigualdad. En Colombia, el 1 % de las personas con mayores ingresos laborales concentra el 12 % del ingreso laboral total. De acuerdo con la Gran Encuesta Integrada de Hogares del DANE, en diciembre de 2019 el coeficiente de Gini de los ingresos laborales era de 0,5081. Con la pandemia la cifra llegó a 0,5389, y en el tercer trimestre de 2021 es de 0,5238.
La alta informalidad laboral es otro flagelo que se presenta en el escenario laboral nacional. En septiembre de este año, el 53 % de las personas ocupadas dijo tener un contrato laboral y el restante 47 % dijo no tenerlo.
Entre los más de 11 millones de personas con contrato, el 37 % tuvo contrato verbal y el otro 63 % escrito. Por otra parte, de los que no tuvieron contrato, el 86 % fueron trabajadores por cuenta propia.
Del total de personas ocupadas, el 41 % fueron trabajadores por cuenta propia en condiciones de informalidad. De ese mismo total, apenas el 34 % dijo estar cotizando a un fondo de pensiones.
A las anteriores condiciones laborales se suma la disminución de los ingresos de las personas ocupadas. Según la Gran Encuesta Integrada de Hogares, en agosto de 2020 el ingreso laboral promedio se redujo en 18,2 % respecto de diciembre de 2019, antes de la llegada del COVID-19 al país.
Para agosto de este año, este ingreso ascendió un 20,9 % respecto al mismo mes del año anterior, pero aún estaba 1,1 % por debajo del que existía en diciembre de 2019.
Entre diciembre de 2019 y agosto de 2020, el número de personas ocupadas en situación de pobreza aumentó en más de un millón, dado que su ingreso laboral promedio se redujo en un 9,2 %.
Los autores destacan que en lo que va corrido del año la recuperación de los ingresos laborales promedio ha sido relativamente más favorable:
Pero aún más dramática fue la contracción de la clase media, ya que en ese mismo período cerca de 2 millones y medio de personas dejaron de pertenecer a este grupo poblacional.
Algunas de ellas se mantuvieron trabajando en la vulnerabilidad o en la pobreza, mientras que otras engrosaron las cifras del desempleo.