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Impacto del COVID-19 en jóvenes: destrucción de empleos y obstáculos para ingresar al mundo laboral


Impacto del COVID-19 en jóvenes: destrucción de empleos y obstáculos para ingresar al mundo laboral
Actualizado: 1 junio, 2020 (hace 4 años)

Aquí hablaremos sobre...

  • El triple impacto sobre los jóvenes
  • Incorporación al mercado laboral
  • Ambiente seguro para regresar al trabajo

Crisis del COVID-19 está afectando a los jóvenes, particularmente a las mujeres, con mayor gravedad y rapidez que a cualquier otro grupo.

Coyunturas económicas complejas hacen que los jóvenes tengan dificultades para encontrar trabajo o lograr un empleo acorde con su nivel educativo.

Desde que comenzó la pandemia del COVID-19, más de uno de cada seis jóvenes ha dejado de trabajar, mientras que quienes siguen empleados han visto reducir sus horas de trabajo en un 23 %, indica la Organización Internacional del Trabajo –OIT–, en su informe La COVID-19 y el mundo del trabajo – cuarta edición, publicado el 27 de mayo de 2020.

«Los jóvenes están siendo afectados de manera desproporcionada por la pandemia, y el incremento rápido y substancial del desempleo juvenil registrado a partir de febrero afecta más a las mujeres jóvenes que a los hombres jóvenes», indica la OIT.

El nivel de ingresos de los jóvenes también se ha visto afectado de forma generalizada, como han confirmado el 43 % de los trabajadores jóvenes, cuyos ingresos han disminuido desde el comienzo del brote del virus.

Los hombres jóvenes (46 %) señalan una reducción de ingresos con mayor frecuencia que las mujeres jóvenes (38 %). Casi tres de cada cuatro trabajadores jóvenes (71 %), que siguen empleados, trabajan de forma íntegra o parcial desde casa, situación que en el caso de las mujeres es más frecuente (74 %) que en los hombres (68 %).

El triple impacto sobre los jóvenes

El informe indica que el COVID-19 inflige un triple impacto sobre los jóvenes: destruye sus empleos, su educación y formación, además de imponer grandes obstáculos en el camino de quienes buscan entrar en el mundo laboral o buscan cambiar de empleo.

En 2019 la tasa de desempleo juvenil de 13,6 % era ya más alta que la de cualquier otro grupo poblacional. Había alrededor de 267 millones de jóvenes –uno de cada cinco a nivel mundial– que no trabajaban ni seguían una educación o formación profesional.

Los jóvenes entre los 15 y 24 años que estaban empleados tenían, además, mayores probabilidades de estar en empleos que los hacían más vulnerables, como ocupaciones mal remuneradas, en la economía informal o como trabajadores migrantes.

Incorporación al mercado laboral

El informe indica que la incorporación de los jóvenes al mercado laboral en períodos de recesión puede repercutir adversamente en su situación relativa al mercado laboral durante un decenio o más.

Las coyunturas económicas complejas hacen que los jóvenes tengan dificultades para encontrar trabajo o lograr un empleo acorde con su nivel educativo.

“es probable que amplios grupos de jóvenes que hayan concluido su enseñanza secundaria o formación universitaria padezcan pérdidas salariales a largo plazo”

Ya que la recesión por el COVID-19 es mucho más grave, es probable que amplios grupos de jóvenes que hayan concluido su enseñanza secundaria o formación universitaria padezcan pérdidas salariales a largo plazo.

Además, en los próximos años deberán afrontar una mayor competencia y una menor cantidad de puestos de trabajo disponibles.

Ambiente seguro para regresar al trabajo

El informe analiza las medidas dirigidas a crear un ambiente seguro para regresar al trabajo. Sostiene que las pruebas y la trazabilidad (PT) de los contagios del COVID-19 “están estrechamente relacionadas con perturbaciones del mercado de trabajo y perturbaciones sociales substancialmente menores que las medidas de confinamiento y cierre de los lugares de trabajo”.

En los países con un sistema sólido de pruebas y trazabilidad, la disminución media de las horas de trabajo es inferior en un 50 % comparada con los países con baja intensidad.

Son tres las razones de esto: las pruebas y trazabilidad reducen la dependencia en las medidas de confinamiento estrictas, promueven la confianza de los ciudadanos y, en consecuencia, estimulan el consumo y apoyan el empleo, además de que contribuyen a minimizar la interrupción de las actividades en el lugar de trabajo.

«Además, las PT pueden por sí mismas crear nuevos empleos, si bien temporales, que pueden estar dirigidos a los jóvenes y a otros grupos prioritarios», indica la OIT.

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