Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

La corrupción empieza desde la casa, el colegio, la universidad, el primer empleo – José Eduardo Gómez Martínez


Una vez leído todo el proyecto, resta decir: muchas gracias, pero la corrupción empieza desde la casa, desde el colegio, desde la universidad, desde el primer empleo.

Propongo que:

Los cargos públicos, como la Auditoría General de la Nación y Contraloría General de la República, deben ser ejercidos por contadores públicos titulados, desde luego con especialización en gestión pública y en derecho administrativo. Además, se debe: 1) fortalecer con talento humano altamente calificado la Auditoría General de la República y la Contaduría General de la Nación, no solo a nivel estatal, sino también a nivel privado, ya que puede ocurrir que un contrato esté maquillado en empresas privadas. Ambos entes deben avalar todos los contratos antes de su firma entre las partes interesadas; 2) desde la universidad, crear una asignatura de alta exigencia que se llame: Contratación Estatal para Contadores; 3) llevar a cabo un seguimiento en tiempo real de la destinación final de los recursos, de la mano del trabajo conjunto entre la contaduría y auditoría (ambos deben ir de la mano, retroalimentando informes); 4) todas las empresas públicas y privadas deben tener una sola contabilidad y sancionar severamente a los contadores y empresas que manejen doble contabilidad. El contador público que agreda los buenos principios de la fe pública y de la ética profesional, y que contraríe la realidad de los estados financieros, debe ser despojado de su título profesional e inactivada su tarjeta profesional. 5) todos los comerciantes que quieran formalizar su actividad económica legalmente deben asistir a capacitación contable en las cámaras de comercio, para que cuando sea dueño, propietario o representante legal sepa a qué se somete ante todos los entes de control (municipios, nación, seguridad social y parafiscales), y que necesariamente debe estar obligado a tener un contador público. Lo anterior, debido a que muchos propietarios quieren contadores que no les hagan pagar mucho impuesto y que les manejen doble contabilidad. Esto es corrupción; 6) crear el libro oficial de inventarios de materias primas y productos terminados. Cuando la empresa, independiente de si es pública o privada, realiza manejos fraudulentos a los inventarios, está haciendo uso de la corrupción para desviar las compras, consumos y ventas en condiciones contrarias a la naturaleza contable (evasión de impuestos); 7) sancionar a contadores públicos cuando realicen fraudes a los softwares contables con el ánimo de desviar la realidad contable mediante maniobras que disminuyan el valor real a pagar por todos impuestos (renta, IVA, industria y comercio); 8) la responsabilidad en los fraudes contables debe recaer, directamente y en primer lugar a los representantes legales; posteriormente a contadores públicos, auditores internos, contralores, revisores fiscales y auxiliares contables. No vale que el representante legal se lave las manos con el contador público; y 9) la corrupción en las empresas en Colombia nace de la violación a los principios de ética profesional, de integridad, de transparencia y termina en los libros de contabilidad.

José Eduardo Gómez Martínez
Contrapartida, Novitas, Registro Contable, Vademécum
Tomado de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones
Número 3803, septiembre 10 de 2018

José Eduardo Gómez Martínez
Las publicaciones “Contrapartida” son escritas por miembros de la comunidad académica del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana.
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