Fedesarrollo analiza avances en cuanto al cumplimiento del ODS 8 de la Agenda 2030.
Porcentaje de personas que participan en el mercado laboral, pero no están ocupadas, se ha incrementado.
Colombia falla en sus resultados a la hora de buscar un mercado laboral más inclusivo y fomentar el trabajo decente.
Fedesarrollo analiza avances en cuanto al cumplimiento del ODS 8 de la Agenda 2030.
Porcentaje de personas que participan en el mercado laboral, pero no están ocupadas, se ha incrementado.
Colombia falla en sus resultados a la hora de buscar un mercado laboral más inclusivo y fomentar el trabajo decente.
En 2015, Colombia y otros 192 países aprobaron la Agenda 2030, la cual consta de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible ‒ODS‒ y 160 metas que buscan mitigar la pobreza, mejorar las condiciones de salud y educación e impulsar un mayor bienestar social.
En particular, el número 8 de los ODS tiene el fin de “promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”, sirviéndose de 12 metas que comprenden mayores tasas de crecimiento económico, aumentos de la productividad y mejoras en las condiciones de los mercados de trabajo, especialmente para las mujeres y los jóvenes.
Fedesarrollo, en su más reciente informe del mercado laboral titulado El Objetivo de Desarrollo Sostenible 8 y el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, publicado el 29 de noviembre de 2019, revisa los avances para la consecución del dicho objetivo (enfocados principalmente en los indicadores del mercado laboral), al igual que para analizar los retos que permitan cumplir con la agenda del 2030 y exponer las propuestas formuladas en el Plan Nacional de Desarrollo ‒PND‒ para conseguirlas.
En cuanto al objetivo 8.3, que tiene como propósito reducir la informalidad, aunque se han logrado avances importantes y sostenidos en los últimos años, todavía se mantiene en niveles elevados y a una distancia de 8,2 puntos porcentuales del objetivo de la Agenda 2030.
«Hay que destacar el aumento en la proporción ocupada formal, especialmente para las mujeres, desde la reforma tributaria/laboral del 2012. Sin embargo, el ritmo en el que venía creciendo la tasa de formalidad se ha desacelerado, jalonado por la reducción en la tasa de formalidad de los hombres desde el 2016», indica el informe.
La anterior dinámica podría explicarse por el incremento en los trabajos de cuenta propia y nuevas formas de trabajo intermediadas por plataformas digitales, cuyas formas de empleo están creciendo más rápido que las asalariadas tradicionales en países como Argentina, Brasil, México, Perú y Colombia.
A su vez, en el propósito 8.5 orientado a lograr un mercado laboral más inclusivo y fomentar el trabajo decente, el país presenta resultados negativos.
Por ocupación, a pesar de que la brecha en la población ocupada formal entre hombres y mujeres se ha venido reduciendo, para 2018 existía una diferencia de 2,6 puntos porcentuales, estando la tasa de formalidad de las mujeres 1,7 % por debajo de la meta de 2018 del DNP.
En términos de desempleo, el porcentaje de personas que participan en el mercado laboral, pero no están ocupadas, se ha incrementado desde 2016 y experimentó un aumento en 2018 de aproximadamente 0,8 % relativo al año 2015, con un incumplimiento de 0,8 % en la meta trazada para el respectivo año (8,9%).
«Este resultado obedece en mayor medida al comportamiento de la tasa de desempleo de las mujeres, que aumentó de 11,8 % en 2015 a 12,7 % en 2018 (la de los hombres aumentó de 6,7 % en 2015 a 7,4 % en 2018)», explica el informe.
Así, la meta para el 2030 de una tasa de desempleo de 6,8 % en ausencia de cambios estructurales resulta optimista, teniendo en cuenta proyecciones del World Economic Outlook del FMI, que estima una tasa de desempleo promedio de 9,2% para el período 2020-2024.
El objetivo 8.6, por su parte, tiene como finalidad reducir la proporción de jóvenes que no estudian ni tienen empleo. Sin embargo, la tendencia decreciente de este indicador se ha revertido desde 2016 y ocasionó que la meta establecida de 20 % para 2018 no se cumpliera.
«Este aumento se dio en buena parte por el incremento en 2,0 % del porcentaje de jóvenes que no estudian y no tienen empleo en las cabeceras municipales relativo a 2016, y en menor medida al aumento de esta tasa en 1,3 % respecto a 2017 en los centros poblados y rural disperso», según Fedesarrollo.
Para cumplir la meta al 2030 de una proporción de 15 % de jóvenes que no estudian y no tienen empleo, se tendrán que reducir las diferencias entre las habilidades que requiere el mercado laboral y las que ofrece el sistema educativo, así como fomentar políticas de primer empleo.
Dentro de las propuestas del PND 2018-2022 se busca direccionar esquemas de formación dual, unidades vocacionales de formación en empresas y fortalecer los programas de prácticas académicas, tanto en el orden urbano como en el rural.
También se busca la mitigación de barreras de entrada al mercado laboral para este grupo de la población a través del Servicio Público de Empleo, cuyo objetivo es aumentar de 248.000 jóvenes empleados en 2018 a 875.000 en 2022.