Las posibilidades que ofrece el modelo societario SAS, creado con la Ley 1258 de 2008, resultan muy atrayentes para las empresas colombianas; aquellas ya creadas que decidan cambiar de figura, deberán contar con la aprobación del 100% de los socios y para soporte de tal requisito debe elaborarse un acta.

Las posibilidades que ofrece el modelo societario SAS, creado con la Ley 1258 de 2008, resulta muy atrayente para las empresas colombianas; aquellas ya creadas que decidan cambiar de figura, deberán contar con la aprobación del 100% de los socios y para soporte de tal requisito debe elaborarse un acta.

Aunque el proceso de disolución de una sociedad depende en gran medida del tipo de entidad a la cual se refiera, lo que sí es genérico para todas las entidades es la obligación de realizar una reunión del máximo órgano social y debatir dicha decisión; lo allí pactado debe quedar respaldado en un acta de disolución semejante al modelo aquí presentado.

En sus asambleas ordinarias, las empresas remueven y nombran a un nuevo revisor fiscal, pero con frecuencia olvidan registrar ante la Cámara de Comercio este cambio, sin conocer las delicadas responsabilidades que continúan sobre el saliente.

Las normas mercantiles regulan muchos aspectos de la vida societaria, pero la elaboración, validez e impugnación de las Actas de la Junta Directiva no tienen una normatividad expresa y tampoco se puede aplicar por analogía los postulados para las actas del máximo órgano social. ¿Qué se debe hacer entonces?

La Asamblea de Accionistas y Junta de Socios debe levantar un Acta de dicha reunión, la cual por regla general, suscribirán quienes actuaron como Presidente y Secretario. Pero si algo sucede, ¿podrían suscribirla otras personas?