Los contadores públicos juegan un importante rol al momento de enfrentar la corrupción. El primer paso es reconocer que esta se encuentra en todas partes. El segundo es la prevención.
IFAC cuenta con un plan de acción para combatir la corrupción y los delitos financieros.
Conoce más a continuación.
Rob Whiteman, director ejecutivo del Instituto Colegiado de Finanzas Públicas y Contabilidad –CIPFA, por sus siglas en inglés– afirma en el artículo Why breaking the vicious circle of corruption is difficult but essential, que la corrupción nunca será erradicada por completo.
Puede sonar extraño viniendo de alguien que dirige una organización comprometida con la transparencia y la rendición de cuentas en la gestión de las finanzas públicas, pero es así.
Lo anterior no significa que no se deba trabajar para limitar las oportunidades de corrupción.
La corrupción se esconde en las sombras de todas las economías locales, nacionales e internacionales. Todos los mercados, organizaciones y culturas enfrentan diferentes niveles de exposición al fraude y la corrupción.
No siempre la corrupción es intencional, expone Whiteman, podría provenir de la incompetencia, de la falta de comprensión de los controles y procesos internos o de la promoción de miembros de la familia sin la responsabilidad adecuada.
Pero principalmente la corrupción está motivada por dos factores: la necesidad y la codicia. Estos son impulsores poderosos y pueden influir fácilmente en el comportamiento de una persona. La corrupción se convierte entonces en un círculo vicioso del que es difícil escapar: cuanto más te enredas en él, más difícil es liberarte.
En el artículo se indica que la corrupción tiene graves repercusiones para el sector público. Cuando los organismos públicos se convierten en víctimas de fraude o negligencia, esto desencadena una serie de eventos, como largas investigaciones y esfuerzos para tratar de recuperar el dinero o activos perdidos.
Es aquí donde entra a jugar el rol del contador para enfrentar la corrupción. El primer paso es reconocer la difícil realidad: la corrupción está en todas partes. El segundo paso es la prevención.
Cuanto más tiempo y esfuerzo dediquen los contadores a prevenir la corrupción, un entorno organizacional se puede convertir en menos atractivo para que personas actúen de manera ilegal o irresponsable.
La profesión contable, sin importar que esté involucrada en el sector público o el privado, «tiene un asiento de primera fila en la prevención e investigación de la corrupción».
Una buena gestión financiera genera confianza entre las comunidades, las organizaciones y los gobiernos. Con marcos sólidos de gobernanza y garantía establecidos, las personas pueden tener fe en que las brechas donde la corrupción puede respirar se reducen significativamente.
Whiteman destaca el plan de acción con el que cuenta IFAC para combatir la corrupción y los delitos económicos. Este establece un buen marco sobre cómo mejorar la contribución de los profesionales contables para combatir la corrupción en todas sus formas.
Reconoce que, si bien la profesión contable es una parte importante de la solución, no puede tener éxito por sí sola. El éxito solo se logrará con otros socios clave, como agencias gubernamentales, líderes políticos y la colaboración del sector público/privado.
La capacitación y educación de todo el personal de una organización también hace parte vital de un recorrido para lograr el éxito.
Como reflexión, el dirigente dice que es importante recordar que las consecuencias de la corrupción pueden no ser siempre solo financieras, también representan un riesgo significativo para la reputación de un profesional contable.