Este artículo expone los principales retos y oportunidades que enfrenta la región Andina en 2024 en el contexto económico actual.
En este 2024, las perspectivas económicas para la región Andina se perfilan con un horizonte marcado por las dificultades del escenario local y las oportunidades que representa el mercado global.
Este texto desarrollado por el equipo de análisis económico de Deloitte tiene como propósito brindar un panorama de los principales desafíos que enfrenta cada país de la región Andina en el contexto económico actual. Igualmente, se destacan las fortalezas y oportunidades que podrían contribuir a la resiliencia económica de la región.
En 2023 Colombia tuvo un crecimiento de 0,6 %, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística –Dane–. En 2022, el año cerró en 7,3 %. Para 2024 se espera que esa cifra mejore levemente y se sitúe cercana a 1,5 %.
Tal como ocurrió en los años posteriores a la pandemia, el consumo privado nuevamente se perfila como el principal motor de la economía colombiana, potenciado principalmente por la disminución de la inflación y la reducción de las tasas de interés.
En primer lugar, tras alcanzar un pico de inflación del 13,3 % en marzo de 2023, se anticipa una caída significativa en los primeros meses de 2024. En segundo lugar, el Banco de la República ha iniciado una tendencia a la baja en su tasa de interés, pasando de 13,25 % a 12,75 %, con pronósticos que apuntan a una tasa del 8 % para finales de año. Esto podría estimular el crédito y, por ende, la compra de bienes durables (particularmente vivienda y vehículos), e impactar positivamente en la actividad económica.
Sin embargo, existen riesgos latentes. La principal debilidad es que el aumento en el consumo no impacte a la actividad productiva. En particular, hay tres ramas que se contrajeron en 2023, como son la construcción, la manufactura y el comercio. Estas actividades concentran aproximadamente un tercio de la población económicamente activa, y si su reactivación no se consolida, la tasa de desempleo (10 %) en diciembre podría aumentar.
Por lo pronto, el mayor consumo debería impulsar a la manufactura y el comercio, puesto que son los principales proveedores de bienes. Sin embargo, queda pendiente saber qué va a pasar con la construcción. Para este último es importante que se mejore la ejecución de la inversión pública, ya que el componente más rezagado es la construcción de obras civiles.
Las perspectivas económicas del Ecuador son inciertas para el 2024. Los hechos que marcaron el 2023, como la inestabilidad política, el orden público y los apagones, persisten en el nuevo año y se espera que su crecimiento no supere el 1,5 %.
En lo que compete al orden público, el presidente Daniel Noboa declaró un estado de excepción por 60 días para poder enfrentar a las bandas del crimen organizado. Además de lo anterior, se declaró un conflicto armado interno con el fin de atender con más recursos la delicada situación de seguridad del Ecuador.
Expertos aseguran que la situación de orden público y los toques de queda han disminuido el consumo de los hogares. Además, esta coyuntura ha afectado la confianza de consumidores e inversionistas. De acuerdo con la encuesta de Gallup Global Law and Order de 2023, el 65 % de los ecuatorianos afirman sentirse inseguros en sus barrios en la noche. Este es el quinto peor indicador en el mundo. En 2022, el Ecuador ocupaba el puesto 42.
Además de las medidas de seguridad, el estado de excepción permite que su Gobierno envíe a la Asamblea proyectos de ley de carácter urgente. Entre esas leyes vale destacar, primero, la reforma tributaria, que busca aumentar el impuesto del IVA del 12 % al 15 %, con el fin de contar con recursos para atender la crisis de seguridad. En segundo lugar, la reforma del sector energético nacional, con la cual se busca poner fin a los cortes de luz.
Finalmente, Ecuador ratificó el tratado de libre comercio con China mediante decreto ejecutivo el pasado 15 de febrero. El aprovechamiento de este tratado será un aspecto clave para el aumento de las exportaciones ecuatorianas de productos como el camarón, el plátano, el cacao y las flores naturales, entre otros.
Precisamente, el sector exportador enfrentó recientemente una difícil situación luego de que Rusia suspendiera el permiso de exportación a cinco empresas bananeras. En esa ocasión, el pedido se hizo por una alerta fitosanitaria desatada por la presencia de la mosca jorobada en la fruta. Cabe destacar que Rusia es el principal mercado del banano ecuatoriano, con el 21 % de este producto que se exporta, alrededor de 1,3 millones de toneladas, por un valor de USD689 millones de acuerdo con la Asociación de Comercialización y Exportación de Banano, Acorbanec.
El levantamiento de la sanción a las empresas exportadoras de banano fue comunicado el pasado 19 de febrero tras llegar a acuerdos técnicos con Rusia, luego de revisar los protocolos requeridos para esta exportación.
De acuerdo con el Instituto Nacional Peruano de Estadística –INEI–, el PIB peruano se contrajo 0,55 % en 2023. Se espera que la nación tenga un crecimiento del 2,2 % en 2024, teniendo en cuenta que la actividad económica debería aumentar después de un desempeño bajo en 2023.
De igual manera, la considerable disminución de la inflación, que terminó el 2023 en 3,2 %, una de las más bajas de la región, representa un buen augurio para este año, dado que una menor presión inflacionaria estimula el consumo por los menores precios, pero también por los menores intereses y como resultado de la política monetaria expansiva. Vale decir que la disminución en la inflación ha permitido que el Banco Central reduzca su tasa de interés hasta un 6,5 %.
A este escenario se suma una mayor inversión, sobre todo en minas, que se ha beneficiado de los menores tipos de interés y de un buen panorama en el sector de los metales. Publicaciones especializadas, como Business Trends del semanario inglés The Economist, señalan que los precios de los metales subirán en 2024. Tal sería el caso del hierro, cuyo precio aumentaría, aunque menos que en su pico de 2021, y del cobre, que se espera aumente un 5 % al ser un mineral clave en la transición energética. Además, se estima que el precio del oro se incremente por encima del 2 %, puesto que es un activo de refugio en la medida en que las tasas de interés de los mercados internacionales sigan cayendo.
En cuanto a los factores que podrían moderar el crecimiento del Perú, se pueden mencionar dos. En primer lugar, los eventos climáticos asociados con el Fenómeno del Niño, el cual se espera que persista hasta entrado el otoño. Este fenómeno se manifiesta con lluvias por encima de lo normal y podría mermar la producción agropecuaria. De igual manera, podría afectar a la población por una mayor prevalencia de enfermedades transmitidas por mosquitos (dengue, chikunguña y zika), así como bacterias (leptospirosis, diarrea y tifoidea). En segundo lugar, la incertidumbre política persiste y aún no es claro cuándo se llevarán a cabo las nuevas elecciones presidenciales.
En Venezuela, las expectativas son inicialmente optimistas, con una proyección de crecimiento del 3 % debido al impulso del sector petrolero, como consecuencia de los anuncios realizados en diciembre sobre la colaboración entre la estatal petrolera PDVSA con las firmas Chevron y Repsol.
Esta buena coyuntura obedece a la relajación de sanciones por parte de Estados Unidos hacia el gobierno de Nicolás Maduro. Dicha relación se inscribe en el acuerdo de Barbados, en el cual el Gobierno venezolano se compromete a realizar unas elecciones en las que pueda participar libremente la oposición.
Sin embargo, este escenario se ha tornado incierto desde la última semana de enero, cuando el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela ratificó la inhabilitación para ejercer cargos públicos de la candidata presidencial opositora María Corina Machado. En consecuencia, el portavoz del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Mathew Miller, anunció que el gobierno estadounidense revisaría sus políticas de sanciones y que habría una decisión en abril. El crecimiento de la economía venezolana está supeditado en buena medida al desarrollo de esa noticia.
En conclusión, la región Andina se encuentra en un punto decisivo en 2024, con cada país enfrentando desafíos y oportunidades únicas. Mientras que algunos muestran signos de recuperación y crecimiento, otros luchan con incertidumbres políticas y retos de seguridad. Las decisiones políticas y económicas que se tomen este año serán determinantes para la trayectoria a largo plazo de estas naciones.
Elaborado por Daniel Zaga
Director de análisis económico para Deloitte Spanish Latin America