Colombia se prepara para una transformación significativa en su política ambiental y fiscal con la introducción del impuesto al carbono en 2025 para el carbón térmico. Este impuesto, que se suma a las medidas globales para combatir el cambio climático, tiene como objetivo desincentivar el uso de combustibles fósiles y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). La medida busca promover una transición hacia fuentes de energía más limpias y sostenibles, al tiempo que genera ingresos que podrían ser reinvertidos en proyectos ambientales y de desarrollo sostenible.
El impuesto al carbono se aplicará a una amplia gama de productos, incluyendo derivados del petróleo y gas fósil, así como al carbón térmico, un recurso que ha jugado un papel crucial en la economía colombiana. La tarifa específica del impuesto para el carbón térmico es de $52.215 por tonelada, lo que podría influir significativamente en los costos operativos y en la estructura de precios tanto para el mercado interno como para el de exportación. La gradualidad en la aplicación de la tarifa para el carbón, que comienza con un 0% para los años 2023 y 2024 y aumenta progresivamente desde el 2025, hasta alcanzar la tarifa plena a partir del año 2028, ofrece un período de transición para que las empresas se adapten y planifiquen en consecuencia.
Es importante resaltar que, de acuerdo con la Agencia Nacional de Minería, la producción y exportación de carbón en Colombia ha mantenido una tendencia positiva, por lo que no cabe duda de la afectación económica que tendrá la aplicación de este impuesto a partir del próximo año. En el primer trimestre de 2024, el sector minero contribuyó con el 24,8% de las exportaciones colombianas, con un valor de USD 2.795,9 millones FOB. Sin embargo, se observó una disminución del 30,6% en el valor de las exportaciones mineras en comparación con el mismo período de 2023. Esta caída se atribuye principalmente a la variación en los precios internacionales del carbón térmico y el níquel. A pesar de la disminución en valor, la cantidad exportada de carbón térmico aumentó un 5%, alcanzando un total de +601.289 toneladas.
El precio promedio mensual FOB del carbón térmico colombiano para mayo de 2024 experimentó una disminución del 13,48%, relacionada con un menor valor en el índice API2 en ARA (Ámsterdam, Rotterdam y Amberes) y un incremento en los costos de transporte. Aunque el valor de las exportaciones de carbón térmico disminuyó, Colombia se mantuvo firme en su posición como exportador clave de carbón térmico en todo 2023, con una demanda robusta, con cerca de 54,5 millones de toneladas exportadas, en países como India, Japón, Corea del Sur, Turquía y Marruecos. Situándose en el top de exportadores de carbón térmico, después de Indonesia, Australia, Sudáfrica y Rusia, de acuerdo con datos de Fenalcarbón.
La demanda interna de carbón térmico también se mantuvo fuerte, presionada por el Fenómeno de El Niño, lo que llevó a un consumo máximo por parte de las termoeléctricas de aproximadamente 500 mil toneladas/mes. Este consumo interno es un factor relevante para la causación del impuesto al carbono, ya que el impuesto se aplica en el momento de la venta al consumidor final o el retiro para consumo propio.
La minería de carbón aportó el 1% al PIB nacional en 2023, y aunque la producción disminuyó un 5,1% respecto a 2022, la sólida demanda global y la diversificación de mercados sugieren que el carbón térmico colombiano seguirá siendo competitivo en el escenario internacional. No obstante, la incertidumbre política y las políticas públicas actuales que amenazan con bloquear operaciones y logística asociadas a la producción y comercialización de carbón podrían afectar las inversiones en el sector.
Con la llegada del impuesto al carbono, es crucial que el sector del carbón térmico realice una planeación estratégica a nivel financiero y evolucione y se adapte a las nuevas exigencias del mercado y la regulación ambiental. La inversión extranjera directa (IED) y el crecimiento del empleo en el sector minero, reportada en informes de la Agencia Nacional de Minería, reflejan la importancia de la industria del carbón para la economía colombiana, pero también resaltan la necesidad de adaptarse a un entorno económico que cada vez más penaliza las emisiones de carbono.
La capacidad de adaptarse a las nuevas regulaciones fiscales y ambientales será clave para mantener la competitividad en un mercado global que cada vez valora más la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental. El impuesto al carbono es un factor que las empresas de carbón térmico deben tener en cuenta no solo para la planificación financiera y tributaria, sino también como parte de una estrategia integral de sostenibilidad y adaptación al cambio climático.