Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Mary Analí Vera afirma que si la mayoría de los contadores públicos siguen dedicados a sus labores tradicionales, será difícil lograr ingresos diferenciales.
Destaca que el rol asesor del contador cobra cada vez más importancia, lo que requiere nuevos aprendizajes que permitan ejercerlo pertinentemente.
Para Mary Analí Vera Colina, profesora asociada de la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional, directora del Grupo de Estudios Interdisciplinarios sobre Gestión y Contabilidad, un gran reto para los contadores públicos es que desde lo individual y lo colectivo se reconozca el rol cambiante y protagónico de la contabilidad:
No solo como una herramienta organizacional, como parece que muchos la perciben, sino como una disciplina social que permite un análisis más integral del contexto, sus problemas y soluciones sostenibles, más allá de la preparación de estados financieros y aseguramiento de información financiera, o de actividades que se limitan al objetivo limitado de una organización.
Tiene claro que el rol del contador público en una entidad logra mayor relevancia cada día, pero esto no debe llevarnos a olvidar el impacto que tienen nuestras actuaciones en la sociedad.
Advierte que hay tareas pendientes por desarrollar, tales como comprender la responsabilidad en la emisión y aseguramiento de información no financiera, y trabajar colaborativamente en esta labor no solo con colegas sino también con expertos de diversas disciplinas.
También es importante considerar el ajuste que requieren las actividades más tradicionales que pueden ser total o parcialmente sustituidas con desarrollo tecnológico y, desde estos ajustes, repensar el rol de la contaduría a labores que requieran procesos intelectuales que no pueden ser manejados por un algoritmo.
Destaca que el rol asesor, en múltiples temas y situaciones, cobra cada vez más importancia y esto requiere nuevos aprendizajes y capacidades que permitan ejercerlo de manera pertinente y contextualizada.
Vera es reiterativa al afirmar que el desarrollo continuo de la profesión requiere esfuerzos que promuevan habilidades para el aprendizaje autónomo y el fortalecimiento del pensamiento crítico, y que ante nuevos desafíos cada persona pueda gestionar su actualización, ya sea participando en programas para ello o autogestionando aquellos contenidos en los que puede ponerse al día por sí mismo:
Tenemos una profesión que requiere actualización permanente y no es necesario que esto se incluya en una ley para reconocerlo y generar acciones en este sentido.
Es necesario recordar que una queja permanente es el bajo nivel promedio de remuneración que tienen los contadores públicos, aunque se preocupen por su continua actualización.
El problema de la remuneración es complejo y tiene múltiples causas y consecuencias, pero en la medida en que la mayoría de los colegas siga dedicada a las labores que tradicionalmente se han asociado a la contaduría, será más difícil lograr ingresos diferenciales.
Por esto, uno de los retos es lograr esa diferenciación en las labores de contadoras y contadores, superar los estereotipos; en esto, el aprendizaje autónomo y continuo es fundamental.
Sobre el proyecto que busca la modernización de la profesión contable, recomienda proyectar una regulación actualizada y simplificada, la cual no le apunte a múltiples temas que generan controversias y conflictos entre los colegas y en los que se requieren acuerdos mínimos para que sea aplicable:
El contenido del proyecto requiere mayor discusión e inclusión de diferentes posiciones que seguirán analizándose por un tiempo. La contaduría pública es una profesión con múltiples dimensiones y es complejo intentar acotarla en una ley.
Yo preguntaría respetuosamente a quienes están redactando el proyecto: ¿cuáles aspectos regular en el ejercicio profesional y cuáles desregular? ¿Cuál es el objetivo de la legislación y cómo simplificarla? En mi opinión, uno de los aspectos que no debe legislarse desde una instancia profesional es la educación y la formación universitaria, para evitar que las acciones de aprendizaje queden ancladas a estructuras rígidas que limiten la incorporación de avances disciplinares.
Para ella, aportar a la formación de futuros profesionales requiere autonomía, flexibilidad, amplitud, tener una apertura a los cambios sociales, así como promover nuevas propuestas desde la investigación contable como ciencia social.
Fundada en el año 2000 con la misión de “elevar el nivel profesional del Contador Público”
