Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Para Helber Miguel Jaimes, con la cantidad de información que maneja actualmente el contador público, este profesional debe ser estratégico al momento de utilizarla.
Entidades como la JCC y el CTCP no defienden al contador público; hay que tenerlo muy claro.
Helber Miguel Jaimes, contador público, especialista en Revisoría Fiscal y Auditoría Externa, máster en Auditoría de Cuentas, afirma que la profesión contable cada vez es más rigurosa en términos de organización del trabajo y el material que se maneja.
Destaca que con el impulso que han tenido las redes sociales en los últimos años, los contadores públicos manejan una gran cantidad de información a través de estas.
Entablamos relaciones con clientes, pero debemos saber cómo nos debemos blindar frente a las responsabilidades que tenemos, con todo el material que manejamos.
Dice que el contador público también debe saber defender a sus clientes, por lo que hay que optimizar la gestión de la gerencia, así como planificar, controlar y medir.
El contador es una persona estratégica; la parte estratégica de la organización. Eso sí, una cosa es ser organizado y otra cosa es cargar lo que hace la gerencia a nombre del contador público. Una cosa es planificar y otra es ejecutar. No se pueden hacer las dos cosas al mismo tiempo.
Jaimes dice que los contadores públicos estamos en constante contacto con entidades como la Dian, la UGPP, la Superfinanciera y la Supersociedades, entre otras, por lo que es importante estar blindados frente a la información que a esta se les reporta.
Además, las empresas presionan constantemente para que el contador público entregue información y los estados financieros a tiempo, con una buena calidad, y que reflejen información veraz.
Ojo, en muchas ocasiones estamos acomodando la información a conveniencia de la empresa y por esto la planificación no sirve. Muchas veces por presión de los mismos empleadores. Nos volvemos los bomberos de las empresas; apagamos incendios. En ese momento la estrategia no funciona.
Declaraciones nacionales, declaraciones territoriales, documentos electrónicos, información exógena, información a la Supersociedades, son algunas de las responsabilidades en las que trabajamos, organizamos y entregamos.
Entregar información errada hace que el contador público se vea expuesto a sanciones. Fuera de la carga que asumimos por defender al cliente, tenemos que soportar la gran cantidad de responsabilidades que tenemos por parte de las empresas.
Advierte que muchos colegas están pagando sanciones que deberían ser responsabilidad del cliente. Por lo anterior, como profesionales contables, hay que conocer la normativa que nos ayuda a protegernos.
El fraude está latente y muchas veces el contador público, sin saberlo, es una mano que ayuda a cometerlo. Si somos parte del fraude, la culpa es nuestra, pero si hacemos parte de actividades ilegales sin saberlo, no.
No existe una sanción directa para el profesional por las sanciones a las empresas, pero la empresa sí puede echarle la culpa al profesional contable. Además, el ente que sanciona puede enviar el expediente a la Junta Central de Contadores para su respectiva investigación.
Para evitar lo anterior, el contador debe tener la información suficiente y adecuada sobre los movimientos de la organización para eliminar riesgos.
El contador público que siempre apoya a las organizaciones desde su experticia profesional deberá inspeccionar la información que llega a sus manos y así encontrar errores e incorrecciones.
Los datos, cifras, números que no se asemejan con la realidad de la empresa son sinónimos de anomalías. “Por ejemplo, cuentas bancarias que no son familiares, pagos que se hacen a terceros, cualquier cosa que genere sospecha”.
Se pueden cometer errores que son involuntarios o fraudes, pero ambos pueden conllevar a posibles sanciones, por lo que hay que estar atentos. “Si se le va un cero de más o de menos al registrar un bien, por ejemplo, puede haber una sanción en dinero o un castigo”.
Jaimes expresa que defenderse empieza por uno mismo. Los colegas cercanos también lo hacen, así como los gremios (colegios, institutos, corporaciones, etc.). Entidades como la JCC y el CTCP no defienden al contador público; hay que tenerlo muy claro.
Cabe tener presente en este punto lo que indica la NIGC 1, normativa que apoya el establecimiento y el mantenimiento de un sistema de control de calidad que le proporcione una seguridad razonable sobre los procedimientos generales de una firma y sobre los encargos particulares.
Por otra parte, el artículo 7 del Decreto 0302 de 2015 indica que los contadores que presten servicios de revisoría fiscal, auditoría de información financiera, revisión de información financiera histórica u otros trabajos de aseguramiento, aplicarán en sus actuaciones profesionales las NICC anexas a este decreto.
Fundada en el año 2000 con la misión de “elevar el nivel profesional del Contador Público”
