Los impuestos saludables propuestos en la reforma tributaria podrían tener un impacto de 35 a 40 puntos básicos sobre la inflación total en 2023.
La inflación no volverá al rango del 2 % al 4 %, cifra que busca el Banco de la República, hasta el 2024 o 2025 si se hace lo correcto.
El panorama económico de Colombia presenta grandes dificultades. A los “ires y venires” que presenta la discusión del proyecto de reforma tributaria se le suman los problemas de estabilidad fiscal, presiones inflacionarias, devaluación del peso, encarecimiento de la deuda y percepciones de mayor riesgo.
Si se pone la lupa en la inflación mediante los datos más recientes presentados por el Dane para el mes de septiembre, se confirma la tendencia de crecimiento de la misma.
En el último mes, la variación anual se ubicó en el 11,44 % y no se observan señales que indiquen un cambio en esta tendencia.
Los alimentos, con una variación del 26,6 %, continúan liderando el crecimiento de los precios, como ha sido la constante en todo el transcurso de este año. A lo anterior hay que añadir que la inflación, sin contar los alimentos y energéticos, ya se encuentra en el 8,32 %.
Anif, en su informe semanal Incertidumbre en el país añade dificultades a un panorama económico complejo, explica:
Como es esperado en una coyuntura como la que se vive, el Banco Central inició un proceso de normalización de la política monetaria y en las últimas decisiones se ha constatado la determinación de poner bajo control el crecimiento de los precios en la economía.
Desde principios de año la tasa de intervención se había mantenido en niveles del 4 % y ha incrementado en 600 puntos básicos, ubicándose en el 10 %.
Como ha mencionado el Banco de la República, la convergencia de la inflación al rango meta no se conseguirá ni siquiera al cierre del próximo año, lo que será un reto para la entidad.
Corficolombiana, en su informe especial Reforma tributaria: análisis e impacto esperado, indica que el articulado propuesto establecerá impuestos saludables a partir de 2023 al gravar las bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados, y así reducir su consumo. Estos impuestos aumentarán tanto en 2024 como en 2025.
Respecto a las bebidas, el impuesto se calculará en función del contenido de azúcar. Por su parte, los alimentos procesados que cumplan al menos uno de los tres criterios (alto contenido de azúcar, sodio o grasas saturadas) serán gravados con una tarifa del 10 % sobre su precio actual, que aumentará a 15 % en 2024 y a 20 % en 2025. Según indica la entidad en su análisis:
Estimamos que estas medidas tendrán un impacto de 35 a 40 puntos básicos –pb– sobre la inflación total en 2023, 25 pb provenientes de los alimentos, 6 pb de los servicios de alimentación fuera del hogar y 5 restantes de las bebidas, aunque en un contexto de demanda fuerte este gravamen podría presionar incluso más los precios al alza.
Por otra parte, la inflación de alimentos sería 205 pb más alta en 2023 como consecuencia de esta medida. Para los dos años siguientes, el aporte a la inflación total y de alimentos sería de cerca de 20 pb y 105 pb, respectivamente.
César Tamayo, decano de la Escuela de Finanzas, Economía y Gobierno de la Universidad EAFIT, explica en Caracol Radio que el presidente Gustavo Petro tiene la razón cuando dice que las tasas de interés no frenan la inflación en alimentos.
Hay choques de oferta, pero van a pasar. Hoy el Banco de la República trata de controlar expectativas de inflación. Después de que veamos reducir la inflación de alimentos, esta inflación subyacente se va a mantener y toca combatirla temprano porque asegurar estas decisiones demora un tiempo para tener efecto.
Desde el punto de vista de la revista Semana, la inflación no volverá al rango del 2 % al 4 %, cifra que está buscando el Banco de la República, hasta 2024 o 2025 si se hace lo correcto.
Si al alto costo de vida se le suman más impuestos, el panorama se les complicará a los ciudadanos, muchos de los cuales podrían tomar la decisión de irse a otras latitudes. Ejecutivos y el gran capital humano buscarán oportunidades en otros países con climas tributarios más favorables.