Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Jorge Iván González e Iván Daniel Jaramillo intercambian opiniones sobre puntos y porcentajes que se están barajando para la negociación del mínimo del 2019. Ambos esperan que las palabras de la ministra del trabajo (“el mínimo en Colombia es muy bajito”) sirvan para que la negociación sea diferente.
Dentro de las jornadas que se vienen realizando para discutir y aproximar las cifras del aumento del salario mínimo para el próximo año, el presidente Iván Duque y los empresarios planean reunirse de forma privada, lo que tiene como fin conocer si el Gobierno apoya o no la propuesta de una prima extralegal para cerca de 5,4 millones de trabajadores que devengan hasta tres salarios mínimos, la cual ya fue aprobada en primer debate por la Comisión Séptima del Senado. De la respuesta del presidente dependerá si los empresarios suben su propuesta del 4 %, como incremento al salario mínimo, o si permanecerá sin modificaciones.
Sobre el tema, la ministra de trabajo, Alicia Arango, ha dicho que los empresarios están esperando tener una respuesta sobre la prima y así tomar una decisión final, ya que el 4 % que ofrecieron en la mesa de negociaciones es un piso y, dependiendo de lo que diga el presidente y el Congreso respecto a la prima extralegal, ellos repartirán el aumento en dos o lo dejarán en un solo factor.
Para Jorge Iván González, doctor en economía y profesor de la Universidad Externado de Colombia, la situación ideal para que este año el salario mínimo se llegara a concertar se basaría en que la inflación acumulada, no esperada, supere los 3 puntos.
Para él, cuando se trata del listado de conceptos que se manejan para calcular el salario mínimo «está bien tener en cuenta el PIB y la inflación (pero la pasada y no la esperada). No estoy de acuerdo con utilizar la productividad total de factores –PTF– como medida de la productividad, porque es una caja negra, que nadie sabe bien qué significa y, mucho menos, cómo se calcula», dice.
Iván Daniel Jaramillo, director del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario dice que la situación contextual resulta adversa a la posibilidad de un acuerdo para la concertación del salario mínimo de 2019, ya que factores como el trámite de la denominada “ley de financiamiento”, la pérdida de poder adquisitivo del salario mínimo con ajustes imperfectos como reconoció el Consejo de Estado en el incremento del 2016, y la conflictividad social determinan un ambiente poco favorable ante un posible acuerdo en la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales.
Sobre los indicadores que se usan para determinarlo, Jaramillo dice que los indicadores macroeconómicos constituyen las variables para la fijación del salario mínimo. Sin embargo, tal como se ha verificado en la práctica, el no contar con indicadores consolidados genera espacios de desconocimiento de estándares para la fijación del salario mínimo, siendo deseable trasladar la fecha de debates en la Comisión de Concertación para marzo, fijando en forma retroactiva el salario mínimo con la batería de indicadores del año precedente.
Al margen de las cifras que están manejando trabajadores y empresarios, González expresa que hasta octubre la inflación era 2,75 % anual, y si esta al final del año se fijara en 3 %, el rango del aumento debería estar entre el 6 % y 6,5 %. «Es una cifra razonable que se puede negociar», asegura.
Jaramillo, por su parte, dice que el acercamiento entre las partes negociadoras deriva de la confianza en el cumplimiento de compromisos de formalización y diálogo social en los espacios de la Comisión de Concertación que condicionan el ambiente en el proceso de fijación del salario mínimo. «Es deseable incluir en la mesa la visión equilibrada de control de la inflación, en concordancia con los estímulos a la capacidad de consumo y el reconocimiento de la productividad laboral», dice.
González está de acuerdo con las declaraciones de la ministra del trabajo, quien ha dicho que el salario mínimo en Colombia es bajito. Por su parte, Jaramillo cree que el enfoque de la ministra, al considerarlo “bajito”, puede contribuir a orientar el debate en la Comisión de Concertación hacia la corrección histórica de la pérdida de poder adquisitivo progresiva del salario mínimo en Colombia. «Que la ministra del trabajo piense que el mínimo es bajito podría hacer que la discusión de este sea diferente este año», afirma.
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