Es verdad que hasta el 2022 comienza la implementación de la NIIF 17, pero el sector asegurador siente pasos de gigante, ya que son pocas las grandes empresas que están trabajando en el diseño e implementación de la norma, y qué decir de las pymes donde tan solo un 9 % están trabajando en ello.
Desde el punto de vista de KPMG, la NIIF 17 es una normativa que aporta más claridad, transparencia y facilidad comparativa en los estados financieros de las compañías aseguradoras, en términos de la contabilización de los contratos de seguros. Esta es una conclusión que la entidad presenta en su informe NIIF 17: ¿Qué retos están surgiendo y cómo abordarlos? Además, las aseguradoras se están encontrando con más retos de los que habían imaginado y tienen cierto temor de no cumplir con los plazos establecidos (enero de 2022).
El 27 % de las aseguradoras trabaja en la fase de diseño e implementación de la norma; un 30 % está evaluando el impacto y un 19 % apenas está comenzando. Por otra parte, el nivel de preparación es mayor entre las grandes (un 61 % lo está diseñando y otro 6 % implantándolo); las pymes van claramente rezagadas en el proceso, ya que tan solo un 9 % trabaja en su diseño e implementación.
«Las aseguradoras están sintiendo ya la presión de los tiempos, hasta el punto de que, incluso entre las grandes, casi la mitad (46 %) duda de que puedan llegar a cumplir los calendarios. Un 25 % de los encuestados (33 % entre las grandes) ve un riesgo alto de incumplir plazos y un 10 % (13 % entre las grandes) percibe un riesgo tan extremadamente alto que no descarta incluso que haya que plantear una ampliación de los plazos», indica el informe.
Frente a esto, KPMG plantea que el problema es que la NIIF 17 no es una normativa contable más, sino que es toda una revolución para el sector porque, además de los cambios contables (hay que reclasificar partidas en balance y recalcular la contabilización de los ingresos de todos los contratos, nuevos y viejos), implica importantes cambios en los sistemas de tecnología informática, lo cual traerá cambios en el negocio y en la estrategia de las compañías.
«Va a cambiar la fotografía del balance de los grupos aseguradores; afectará a su patrimonio; va introducir una gran volatilidad en las cuentas de resultados en caso de fuertes movimientos de la curva de tipos de interés; va a modificar la primera línea de la cuenta de resultados, los ingresos, dado que desaparece el concepto de primas emitidas –hoy una variable clave tanto en los rankings como en la medición del performance–; exige una gestión mucho más afinada y predictiva de los riesgos; requiere modificar procesos y sistemas informáticos para poder recabar los datos necesarios; exige repensar de nuevo los productos y su diseño, y hasta obliga a replantearse los modelos de retribución actuales basados en la facturación por primas», explica KPMG.
El área de tecnología es la que más afectada se verá, ya que tiene que cambiarse casi por completo para poder recoger los datos y llevar a cabo los cálculos nuevos que se necesitan reportar. Se calcula que la renovación de los sistemas de tecnología puede absorber hasta el 80 % del total de costes de implantación de la NIIF 17.
“El sector debe dotarse del marco y la infraestructura tecnológica necesaria para a apoyar todo el proceso de transformación. Esto va a requerir inversión, tiempo y firmeza para superar cuestiones como la inflexibilidad y obsolescencia de los sistemas actuales. La renovación tecnológica presente es una enorme oportunidad para adoptar las tecnologías hoy disponibles, que permiten hacer una oferta de seguros mucho más personalizada y de gran valor añadido”, señala el informe.
Entre las áreas del negocio más afectadas, los directivos consultados apuntan en primer lugar al diseño de los seguros y la política de precios (71 % de las respuestas), seguidos de la política de inversión (49 %) y la gestión de riesgos (42 %).