Mantener la confianza y la seguridad durante una crisis es el camino más rápido hacia la recuperación; esto lo deben saber transmitir los contadores públicos.
La tecnología se ha convertido en un factor clave para transformar las interrupciones operativas en actividades normales.
IFAC, en su sección Puntos de Vista, presenta algunas conclusiones de las lecciones aprendidas por los contadores públicos en medio de la pandemia del COVID-19:
Las crisis pueden alterar nuestros lugares de trabajo, vida familiar y mentalidad, con repercusiones en los controles y procesos internos, la conducta personal y profesional, y las decisiones tomadas ante la incertidumbre y la poca información.
Estos desafíos afectan los servicios que prestan los contadores públicos y pueden hacer tambalear los cimientos en los que se basa la información relevante, confiable y de alta calidad, usada por las juntas directivas para la toma de decisiones.
Cada crisis nos enseña algo nuevo sobre la mejor manera de prepararnos, mitigar o incluso tratar de prevenir el próximo acontecimiento. La sociedad necesita contadores públicos como componentes esenciales de una economía global sostenible y resistente, guiados por su responsabilidad ética fundamental de actuar en el interés público. Mantener la confianza y la seguridad durante una crisis es el camino más rápido hacia la recuperación después de esta.
Los contadores públicos de empresas tanto del sector público como del privado son actores clave, junto con los organismos reguladores, en la protección de la calidad de la información y en la entrega de información confiable a los mercados y al público en general. Explica IFAC:
Cuando acontecimientos extremos e incontrolables alteran las operaciones normales de la empresa, la información proporcionada en los comentarios de la dirección, los factores de riesgo y las notas a los estados financieros proporcionan la información necesaria sobre el resultado y la viabilidad de una empresa.
Los entornos de crisis también pueden propiciar el fraude y aumentar el margen de error, ya que surgen nuevas oportunidades y presiones para la dirección, los empleados y las partes externas.
Estas circunstancias pueden suponer un desafío a la hora de realizar juicios y estimaciones acertados ante la incertidumbre de cumplir los plazos y de adaptar rápidamente los procedimientos internos.
Las responsabilidades éticas, la capacitación y la especialización que definen lo que significa ser un profesional de la contabilidad son más necesarias que nunca.
Para la entidad, hoy las organizaciones de profesionales contables están mejor posicionadas para comprender los hechos y las circunstancias específicas de cada país que surgen en una crisis, y deben participar activamente, en nombre de la profesión, junto a los reguladores.
Cuando las operaciones normales no son posibles ni prácticas, la profesión debe adaptarse e innovar para cumplir todos los requisitos para presentar informes y garantizar que el impacto de las crisis en el flujo de información se mitigue de la mejor forma.
Por lo anterior, la tecnología se ha convertido en un factor clave para transformar las interrupciones operativas en actividades normales.
IFAC considera que promover una mayor preparación tecnológica y un mejor acceso a los datos por parte de empleadores y clientes es una responsabilidad clave de los contadores públicos, incluidos los que operan en entornos pequeños o medianos, y así se puede estar mejor preparado para una crisis siguiente.
Tomar la decisión correcta no es algo sencillo. La IFAC considera valioso, más aún durante una crisis, que los contadores públicos busquen el asesoramiento de sus colegas o de una organización de contadores. La IFAC alienta a estas últimas, a las empresas y las firmas de auditoría de práctica profesional a desarrollar planes de apoyo para casos de crisis para que los profesionales de la contabilidad puedan cumplir con su responsabilidad ante sus empleadores y su profesión.