Juan Colina recomienda que auditores y revisores fiscales deben identificar si hay un posible conflicto de intereses al aceptar un encargo de un cliente nuevo o existente.
Para Francisco Moreno, se debe evaluar la conveniencia de futuros clientes antes de aceptar un trabajo de auditoría.
El primer paso que deben dar los auditores y revisores fiscales para una correcta planeación, cuando solicitan una propuesta de auditoría, es aceptar el cliente; o si se trata de una renovación, la evaluación de su continuidad.
Juan Colina, socio de Auditoría de PwC, explica que el sistema de aceptación y continuidad hace parte de la responsabilidad de las firmas de contadores públicos sobre su sistema de control de calidad para auditorías y revisiones de estados financieros, determinado por la NICC 1. En su artículo Aceptación y continuación de clientes de auditoría, el primer paso explica que:
Realizar una correcta aceptación y continuación de un cliente permite identificar riesgos, determinar acciones de mitigación para vincularlas al proceso de planificación de la auditoría, para determinar el aceptar –o continuar sirviendo– solo a aquellos clientes que representen un nivel manejable de riesgo comercial, minimizar el riesgo de litigio y proteger la reputación del auditor.
Colina explica que el auditor debe obtener la información necesaria antes de aceptar un encargo con un nuevo cliente al decidir si continuar con un cliente existente y al considerar la aceptación de un nuevo trabajo con un cliente existente.
En dicha evaluación debe identificar si hay un posible conflicto de intereses al aceptar un encargo de un cliente nuevo o existente.
Sobre este tema, Roberto Valencia, contador público, especialista en temas de revisoría fiscal, explica cuáles medidas deben adoptar una firma de auditoría o un revisor fiscal independiente al momento de decidir si aceptan un encargo de un cliente:
En Actualícese contamos con un Cuestionario en Excel para la aceptación de clientes en una firma de auditoría. Luego de responderlo, si la firma o el revisor fiscal no observan riesgos significativos que generen amenazas o aceptan el cliente, se puede proceder realizando una propuesta en la que se especifiquen el alcance del encargo, los procedimientos que se llevarán a cabo, quiénes serán los encargados, así como el tiempo y honorarios que deberán cumplir las partes interesadas.
Si se presenta algún riesgo o amenaza significativo, se debe identificar si es posible adoptar medidas para disminuir o reducir dichos riesgos. Si no es posible, se debe renunciar al encargo.
Para Francisco Moreno, contador público, consultor de Estándares Internacionales y docente de la Universidad Central, se debe evaluar la conveniencia de futuros clientes antes de aceptar un trabajo de auditoría.
De igual forma, anualmente hay que revisar los clientes existentes para seleccionar a los que requieran una reevaluación formal.
Auditores y revisores fiscales deben tener claro que hay empresas vinculadas con flagelos como el lavado de activos, financiamiento de terrorismo y procesos de corrupción.
Imagínese que usted sea el auditor o revisor fiscal de una empresa o cliente con este tipo de antecedentes. Recuerde que no siempre hay que ver la cantidad de ingresos que se van a obtener.
Moreno resalta tres aspectos para tener en cuenta:
Antes de aceptar el nombramiento de los auditores o revisoría fiscal se debe evaluar al cliente. Debe realizarse una revisión detallada. En este caso, la oferta económica deber ser nuestro objetivo secundario y se debe determinar el riesgo que nos puede representar el cliente.
Sin importar los años que se lleven en una relación profesional contable-cliente, Moreno afirma que se debe hacer la tarea de reevaluarlo.
Aquí se deben observar los cambios significativos que ocurran en las circunstancias del cliente y en los términos o condiciones de la auditoría.
Hay algunas señales de alerta que pueden llevar a poner lupa, como una solicitud por parte de un cliente existente de un servicio diferente a la auditoría (consultoría, impuestos, etc.) para que se efectúe un trabajo de auditoría.
De igual manera, cambios significativos en la naturaleza, el tamaño o la estructura del negocio del cliente, así como un cambio significativo en la gerencia u otros miembros del personal.