La cultura organizacional se ha venido posicionando con el tiempo de la mano de temas ambientales, sociales y de gobernanza.
Las compañías deben desarrollar acciones en pro del medio ambiente, así como tener actitudes que busquen el beneficio y bienestar de la sociedad.
Conoce más a continuación.
En los últimos años, los temas ambientales, sociales y de gobernanza han ganado terreno y gran relevancia, convirtiéndose en un interés tanto para personas como para las empresas en entornos públicos y privados: todo un concepto de cultura organizacional.
La importancia de los principios ESG, como estos tres ítems son conocidos, radica principalmente en administrar el valor empresarial en el largo plazo mediante la implementación de una serie de estrategias. Mauricio Socha, socio de Auditoría en KPMG Colombia, en el artículo ¿Qué es y qué comprende ESG?, propone:
Desarrollar estrategias enfocadas en que las compañías consigan su sostenibilidad mediante pilares de buen gobierno corporativo, así como aspectos sociales y ambientales, sin dejar de un lado los beneficios económicos y financieros.
El primer pilar de ambiente se refiere al conjunto de acciones que una compañía decide emprender en pro del medio ambiente. Por ejemplo, acciones para reducir la contaminación en una planta de producción, el uso adecuado de residuos y basuras, eficiencia energética, entre otros.
El segundo pilar de nivel social está compuesto por factores externos focalizados en actitudes positivas hacia la comunidad.
Aquí se destacan acciones educativas, de salubridad y de generación de empleo en las ubicaciones donde operan; así como factores internos relacionados con condiciones laborales y de respeto que promuevan la diversidad e inclusión de los empleados.
El tercer y último pilar de buen gobierno está relacionado con la gestión de la empresa, su cultura organizacional, ambiente de control y de cumplimiento normativo, legal y de transparencia.
Las juntas directivas o máximos órganos directivos de la organización deben realizar un diagnóstico interno o apoyarse en un externo para evaluar los riesgos, amenazas, debilidades y fortalezas frente a los criterios del ESG en el corto, mediano y largo plazo.
Una vez se cuente con este diagnóstico, se deben divulgar estas iniciativas con todos los que jueguen un rol participativo con la compañía, para determinar su interacción con diferentes grupos de interés como son empleados, reguladores, clientes y proveedores, y así generar el compromiso y conocimiento de todos.
Es necesario que desde lo más alto de la organización se establezcan indicadores y mediciones iniciales sobre las cuales se hubiesen determinado los primeros focos del trabajo para estas iniciativas. Por ejemplo, para una compañía que tiene alta producción es relevante evaluar los indicadores de calidad de aire, consumos de energía tradicional, eficiencias en el uso de residuos, entre otros.
La Superfinanciera ha jugado un papel relevante, ya que se ha situado como pionera en Colombia y Latinoamérica de diferentes iniciativas en relación con los objetivos ambientales.
El informe de KPMG indica que en el 2018 fue el primer supervisor en la región en realizar encuestas a entidades financieras vigiladas para identificar estrategias frente a oportunidades y riesgos ambientales, en el 2021 los primeros en medir el impacto del cambio climático y en el 2022 el primer país en América en desarrollar una “taxonomía verde”.
Aunque falta mucho camino por recorrer, un reciente estudio de 2021 realizado por la Superfinanciera muestra el crecimiento que se ha experimentado en emisiones de bonos temáticos, las cuales son ampliamente lideradas por el sector financiero.
Socha resalta que, en este contexto, como lo ha manifestado el superintendente financiero Jorge Castaño Gutiérrez, el sector financiero está llamado a ejecutar un rol fundamental en la asignación de recursos para apoyar esta transición que permitan tener una economía verde, sostenible y biodiversa para cumplir con los objetivos trazados internacionalmente.