El bienestar financiero refleja el nivel de satisfacción de las personas respecto a sus obligaciones económicas y capacidad para tomar decisiones financieras.
Muchos colombianos no podrían enfrentar un gasto imprevisto importante y sus ingresos solo sirven para cubrir gastos de supervivencia.
Uno de los objetivos de la inclusión financiera es el bienestar financiero, el cual refleja el nivel de satisfacción de las personas respecto a sus obligaciones económicas y su capacidad para tomar decisiones financieras.
Por lo anterior, Freddy Castro, Daniela Londoño y Federico Medina, economistas de Banca de las Oportunidades, presentaron el estudio Transacciones en línea y bienestar financiero en Colombia, en el que se realiza una estimación de este indicador. En palabras de Freddy Castro, director de Banca de las Oportunidades:
Nuestro objetivo no es solo que el acceso y uso a servicios financieros siga creciendo, también es que esto incremente el bienestar de las personas. El análisis de aspectos generales de la vida diaria de los colombianos revela que aún no tenemos una buena salud financiera.
En el estudio se analizan las respuestas de 3.721 adultos sobre 10 afirmaciones asociadas a su situación financiera de la encuesta de apropiación digital del Centro Nacional de Consultoría, la cual se realizó al finalizar 2020. Daniela Londoño, jefe de análisis económico de Banca de las Oportunidades, afirma:
La educación financiera es esencial para que las personas tomen mejores decisiones económicas y, por ende, para que la sociedad alcance mayores niveles de bienestar financiero.
Al respecto, Federico Medina, economista de Banca de las Oportunidades, agrega:
Estos hallazgos son insumo para seguir encaminando esfuerzos hacia la transformación digital en pro del bienestar de los consumidores financieros. Los siguientes pasos deben ser promover el acceso al crédito y a los seguros.
El índice de bienestar financiero de los colombianos alcanzó un nivel medio: 49,8 (en una escala donde 14 es el nivel más bajo y 95 el más alto). Este indicador se construyó preguntando sobre asuntos cotidianos. Algunos resultados indican que:
Las personas que tienen entre 18 y 24 años alcanzan mayores niveles de bienestar financiero. En cuanto a la escolaridad, el bienestar aumenta para quienes tienen más grados completados, especialmente un título universitario.
La composición del hogar también incide en este componente de la inclusión financiera. Ser la cabeza económica del hogar o tener algún hijo o persona a cargo tiene un impacto negativo sobre el bienestar financiero, lo que se asociaría a tener una mayor carga financiera.
Por otro lado, vivir en una zona rural se asocia con un mayor bienestar frente al área urbana. Regionalmente, las personas situadas en el centro del país tienen mayores niveles en comparación con las demás. A su vez, tener un seguro tiene un efecto positivo.
El estudio indica que, en medio de un creciente acceso a servicios financieros, las personas que realizan transacciones en línea alcanzan mayores niveles de bienestar financiero en comparación a las que no. Las primeras tienen un índice de bienestar superior en 9,8 %.
Igualmente, el 88,4 % de los encuestados prefería el efectivo antes de la pandemia, pero con las cuarentenas y el distanciamiento social se observó un cambio en las preferencias a favor de una mayor adopción de medios digitales con una reducción de cerca de 10 puntos porcentuales en la proporción de adultos que preferían el efectivo.
Los instrumentos de pago que pasaron a ser más empleados fueron las tarjetas débito y crédito, transferencias por teléfono, botón PSE o las cuentas de empresas o de otras personas.