Los procesos o resultados de procesos de auditorías anteriores que sean útiles para alcanzar las conclusiones del auditor pueden constituir evidencia de auditoría.
En este caso de estudio te contamos los aspectos que deben considerarse para tomarlas como base de la evidencia de auditoría.
La información utilizada por el auditor para alcanzar las conclusiones en las que basa su opinión es considerada evidencia de auditoría. Esta evidencia incluye la información contenida en los estados financieros, registros contables y otra información.
Considerando que la evidencia debe proporcionar al auditor una razonabilidad suficiente para emitir su opinión, obtener evidencia de auditoría suficiente y apropiada no consiste en acumular información que no es analizada por el auditor ni obtenida con un fin especifico. Por tanto, el auditor a través de su experticia y conocimiento deberá seleccionar la información que sirva de apoyo para la ejecución de su labor.
Teniendo en cuenta lo descrito, se tiene que las auditorías anteriores sirven como base para la evidencia de auditoría, así como lo describe el Dr. Roberto Valencia, especialista en temas de auditoría y revisoría fiscal, en el siguiente video:
Cuando se requiere constituir evidencia de auditoría se debe tener en cuenta que la información debe ser acumulativa. Esto hace referencia a que la evidencia se obtiene de todas las actividades ejercidas durante el período de aplicación de la auditoría. Además, puede estar conformada por procesos o resultados de procesos de auditorías anteriores que sean útiles para la emisión de los resultados del auditor.
Ahora bien, tomar como base auditorías anteriores no significa generar procesos sobre las auditorías realizadas o copiar la información de las conclusiones anteriores a la auditoría en desarrollo, antes bien, significa identificar riesgos de que persistan errores identificados anteriormente.
Para tomar como base auditorías anteriores es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos: