El análisis Porter ayuda a comprender el entorno competitivo y mejorar la rentabilidad de las empresas mediante la evaluación de cinco fuerzas relacionadas con los clientes, los proveedores, amenazas de competidores, la rivalidad entre ellos y los productos sustitutos.
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El análisis Porter, también conocido como el modelo de las Cinco Fuerzas de Porter, es una metodología empresarial que se basa en la premisa de que existen cinco fuerzas competitivas que determinan la rentabilidad y el éxito de una empresa en un mercado específico.
El modelo estratégico en el que se basa este modelo parte de tres fuerzas de competencia horizontal: la amenaza de productos sustitutos, la amenaza de nuevos competidores entrantes y la rivalidad entre competidores. A su vez, comprende dos fuerzas de competencia vertical: el poder de negociación de los proveedores y el poder de negociación de los clientes.
También se observa que el análisis Porter tiene dos vertientes. Por una parte, realiza un análisis de la marca de la empresa con la finalidad de conocer la posición de la empresa frente a otras. Por otro lado, facilita el diseño de nuevas estrategias a partir de un análisis previo, permitiendo la detección de nuevas amenazas.
Veamos en detalle de qué tratan las 5 fuerzas de Porter:
Se refiere al grado de influencia que los clientes tienen sobre una empresa y su capacidad para imponer condiciones en términos de precios, calidad, plazos de entrega y otros aspectos relacionados con el producto o servicio.
Cuando los clientes tienen un alto poder de negociación, pueden presionar a las empresas para que reduzcan precios, mejoren la calidad o brinden servicios adicionales. Esto puede afectar la rentabilidad de la empresa y su capacidad para mantener una posición competitiva en el mercado.
Por lo tanto, las empresas deben tener en cuenta el poder de negociación de los clientes al desarrollar estrategias de marketing y establecer precios, para poder satisfacer las necesidades de los clientes y mantener relaciones sólidas con ellos.
Esta fuerza se refiere al grado de influencia que los proveedores tienen sobre una empresa y su capacidad para imponer condiciones en términos de los insumos o recursos necesarios para la producción de bienes o servicios.
Es importante que las empresas evalúen el poder de negociación de los proveedores y desarrollen estrategias para gestionar esta fuerza. Esto puede incluir la diversificación de proveedores, la negociación de contratos favorables, el desarrollo de relaciones sólidas a largo plazo con proveedores clave o la búsqueda de alternativas de abastecimiento.
Al hacerlo, las empresas pueden reducir su dependencia de proveedores individuales y mitigar el impacto de las demandas de los proveedores en sus operaciones.
Esta fuerza se refiere a la posibilidad de que nuevas empresas ingresen al mercado y compitan con las empresas ya establecidas. La entrada de nuevos competidores puede poner en riesgo la participación en el mercado y la rentabilidad de las empresas existentes.
Para hacer frente a esta fuerza competitiva, las empresas deben buscar mantener ventajas competitivas, fortalecer su lealtad de marca, mejorar la eficiencia operativa y ser ágiles en la adaptación a los cambios del mercado.
Además, también pueden considerar establecer barreras de entrada más altas, mediante la obtención de patentes, la construcción de relaciones sólidas con proveedores y distribuidores, y la inversión en investigación y desarrollo para mantenerse a la vanguardia de la innovación en su industria.
Esta fuerza hace referencia al potencial de las empresas que producen o venden productos alternativos a los del mercado. Los productos sustitutos pueden provenir de diferentes industrias, pero ofrecen una alternativa viable para los clientes.
En todo mercado, es normal que un cliente quiera cambiar de marca debido a cambios en sus preferencias, variaciones en sus ingresos o porque encontró mejores precios en otros productos. Por tanto, es importante establecer una lealtad sólida con los clientes, mejorar continuamente los productos, innovar y monitorizar las tendencias del mercado.
A medida que crecen los competidores, aumenta la rivalidad entre ellos en términos de tamaño y capacidad. Sin embargo, esta rivalidad permite obtener ventajas e identificar en qué aspectos se puede ofrecer un mejor servicio o producto en comparación con la competencia.
Así, las empresas deben desarrollar estrategias competitivas frente al mercado, como mejorar la calidad de los productos, realizar mayor inversión en marketing, y utilizar estrategias de promoción de precios para ganar nuevos clientes y fidelizar los existentes.
Te invitamos a ver el siguiente vídeo, en donde el Cp. Francisco Moreno nos explica cómo evaluar si a una empresa le está yendo bien financieramente:
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