Las aseguradoras han confirmado su solidez y capacidad de respuesta a los compromisos con sus asegurados, a pesar de los preocupantes resultados del sector de seguros.
Te compartimos la opinión de Miguel Gómez Martínez sobre los avances de la industria de los seguros durante el año 2021.
Sin duda presenciamos un fuerte repunte de la industria aseguradora con un crecimiento de las primas emitidas con una expansión del 16 % en términos nominales. Es un avance muy importante comparado con el comportamiento del año 2020, donde fue apenas cercano al 1 %.
Pero lo más positivo es que todos los grandes grupos estadísticos generales, vida y seguridad social, tuvieron resultados positivos. Los seguros siguieron entonces la dinámica de crecimiento de la economía, la cual registró un histórico aumento del producto interno bruto del 10,6 %.
Pero la recuperación de la faceta comercial no coincide con otros resultados del sector, de los cuales la siniestralidad es el más preocupante, producto principalmente del impacto del COVID-19 en los ramos de vida, de la reactivación de la movilidad en los accidentes de tráfico y de los efectos de perdurables sobre el ramo de riesgos laborales: la siniestralidad aumentó al 70 %, 7 puntos más que en el año 2020.
A pesar del esfuerzo importante de las aseguradoras por reducir sus costos (las comisiones y gastos crecieron un 7 %), se aprecia un deterioro del resultado técnico que crece 42 %, pasando de un 12 % a un 17 % negativo. Este resultado equivale a cerca de 3,9 billones de pesos, 1,2 billones más que en 2020.
Por su parte, un entorno de mayor inflación y de políticas monetarias menos expansivas afectó los ingresos financieros de los portafolios de las aseguradoras. El producto de inversiones pasó de 4,1 a 4,3 billones de pesos, pero todavía lejos de los 4,7 billones del 2019.
El resultado neto refleja una caída del 41 % en la rentabilidad del negocio, que fue de 868.000 millones de pesos frente a 1,5 billones en 2020 y 2,2 billones en 2019. Esta cifra confirma que el sector asegurador ha jugado plenamente su papel como amortiguador del impacto de la crisis asumiendo, con mayores pagos a sus clientes, unas menores ganancias.
El 2021 fue un año de contrastes, pues, si bien los indicadores propios de la actividad no son buenos, las aseguradoras han confirmado su solidez y capacidad de respuesta a los compromisos con sus asegurados. Estos tiempos son difíciles, pero también ratifican la valía del seguro en los tiempos inciertos.
Miguel Gómez Martínez
Presidente ejecutivo de Fasecolda