La quinta recomendación que planteó la Commission Pathways fue: “improve the ability to attract high-potential, diverse entrants into the profession.” En esta serie de artículos sobre los cambios que están en marcha en los Estados Unidos de América ya censuramos la desaparición de los procesos de selección en los programas de pregrado de contaduría colombianos.
Sin duda los aspirantes necesitan tener una imagen muy atractiva, convincente y esperanzadora de la profesión que quieren tener. Si dejamos esto al parecer de nuestro pueblo, seguramente la contaduría no saldrá muy bien librada, como hasta ahora. Se orientan los aspirantes hacia las carreras que están prometiendo las más altas remuneraciones, los mejores puestos de trabajo, las prestaciones adicionales más amplias y confortables, un gran prestigio social. Por ello es necesario cambiar el entendimiento de los contables sobre su propia profesión.
Seguir empeñados en presentarse como guardianes de la legalidad, fuerza de choque contra la corrupción, notarios de cuanto documento debe llegar al Estado, no los ha convertido ni los hará muy apreciados dentro de la comunidad. En cambio, si se empeñan en la dirección de las empresas, sirviéndolas desde el dominio de su información, serán muy reconocidos, remunerados y aplaudidos ante los demás.
Los mejores no son los que tengan los más altos puntajes en el bachillerato, ni en las pruebas Saber 11, como tampoco los que hablen dos o tres idiomas, asuntos que tienen un valor, pero no son los fundamentales. En todos los casos, los aspirantes deben ser íntegros. No podemos seguir certificando mentirosos, tramposos y perezosos, maldades que observamos en algunos estudiantes que no estudian, se copian en los exámenes y quieren su diploma a cambio de la matrícula y no de su aprendizaje.
De poco valdrá mejorar los procesos de selección, ni recrear el concepto del profesional de la contabilidad, ni lograr que los egresados se ubiquen en los puestos de dirección, si todo esto no se da a conocer. Lo que nos lleva a reflexionar sobre las piezas publicitarias, anuncios, afiches, páginas web y demás instrumentos que utilizan las IES. Por más colores y diseños que tengan, finalmente el discurso de todas es igual.
Es necesario que los aspirantes conozcan más a fondo a los profesionales en ejercicio y comprueben con sus propios ojos que ser contador es un honor y un placer. ¿Los seguiremos llevando a las fábricas de formularios, modelos, informes, listas de chequeo? ¿Quién querrá estudiar una profesión en la cual sus miembros se ofenden entre sí? O ¿tendrán la oportunidad de admirar a los contables pensando en un mejor país? Los programas de contabilidad deben tener una mayor presencia ante los estudiantes de los colegios y los empresarios, de manera que siempre estén en la lista de los posibles lugares para estudiar. Las concepciones de los funcionarios del Estado deben cambiarse. Este es un asunto muy complejo porque suelen no tener oídos sino para los poderosos y ellos mismos. Hay que asumir posiciones más incisivas, para lo cual, sin duda, el camino es la organización de veedurías ciudadanas. Una es la imagen técnica de los contables y otra la de los líderes sociales.
Hernando Bermúdez Gómez
Tomado de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones.
Número 6627, mayo 30 de 2022.