Existe desconexión en la trayectoria de la educación al empleo, es decir, en el camino que emprenden los jóvenes de la etapa escolar al mercado laboral.
Se tiene un reto grande con los servicios de empleo. Hay que enfocarse menos en los indicadores y más en resultados.
Colombia cuenta con 11 millones de jóvenes, de los cuales 500.000 están en edad de trabajar, pero el 51 % de estos no tienen oportunidades educativas o no están en el mercado laboral de manera formal.
Lo anterior, lo indica el informe Jóvenes con Potencial 2022, elaborado por la Fundación Corona, Global Opportunity Youth Network-Goyn Bogotá, ProBogotá, Fundación Andi y la Cámara de Comercio de Bogotá, entre otras entidades. Sin lugar a dudas, queda claro que existe un panorama desalentador para este grupo poblacional.
Daniel Uribe, director de la Fundación Corona, afirma que los jóvenes con potencial, quienes no trabajan, no estudian o están en la informalidad, representan una oportunidad grande para generar movilidad social:
El empleo y la generación de ingresos de estos jóvenes acelera la recuperación económica y para esto se debe trabajar de forma colectiva y colaborativa, reconociendo las necesidades y particularidades de esta población.
Rafael Arias, gerente de educación y empleo de Fundación Corona, explica que uno de los puntos más preocupantes para quienes realizaron el informe es la desconexión que hay en la trayectoria de la educación al empleo, es decir, el camino que emprenden los jóvenes en la etapa escolar y finaliza en el mercado laboral.
El informe destaca que las brechas para ingresar al mercado laboral por parte de los jóvenes son muy grandes, ya que muchas de las habilidades básicas para obtener un empleo no se adquieren en una etapa educativa.
De igual forma, se presenta una mayor participación de las mujeres jóvenes en la inactividad frente a los hombres, lo que se debe a su presencia en el cuidado y actividades del hogar.
El 76 % de ellas se dedican a estas actividades, no necesariamente por voluntad, lo que limita el tiempo que podrían invertir en oportunidades de formación y empleo, que en muchas ocasiones no son remuneradas.
Falencias en educación hacen que no se adquieran habilidades que se necesitan en el mercado laboral
En lo que tiene que ver con las falencias de oportunidades educativas, en Bogotá, de cada 100 jóvenes que se gradúan del colegio, 48 acceden a la educación superior y apenas 24 finalizan su preparación.
Bernardo Brigard, subdirector de empleo de la Secretaría de Desarrollo Económico de la Alcaldía de Bogotá, afirma que la población vulnerable es la más grande y la que más barreras tiene.
También es la que más depende de que un amigo los recomiende para poder acceder a un empleo. Entonces tenemos un reto grandísimo con los servicios de empleo. Hay que enfocarnos menos en los indicadores y más en resultados.
La baja calidad en las competencias escolares también dificulta el acceso a educación superior y causa deserción.
De igual manera, hace que los jóvenes tengan poco acceso a orientaciones ocupacionales, que les facilite la búsqueda de carreras según sus perfiles, así como el desarrollo de habilidades socioemocionales.
Entendiendo la importancia de la intermediación laboral en el acceso equitativo a las oportunidades laborales, se deben fortalecer estos procesos de cara a la población joven y a las empresas, teniendo en cuenta recomendaciones como: