Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
El 30 de enero de 2023 se conoció una decisión del juez Juan Manuel Padilla, titular del Juzgado Primero Laboral de Cartagena, en la cual utilizó la herramienta ChatGPT para fundamentar la exoneración de pagos de cuotas moderadoras y copagos en una EPS a un menor autista, en relación con el pago de sus citas médicas, terapia y transporte.
Esta decisión es histórica, ya que es la primera vez que un juez admite abiertamente el uso de inteligencia artificial –IA– en su trabajo, apoyándose en la Ley 2213 de 2022, que incorpora el uso de las tecnologías de la información –TIC– en las actuaciones judiciales.
Sin embargo, la decisión ha generado controversia entre algunos sectores que creen que la inteligencia artificial –IA– puede reemplazar a los profesionales del derecho, mientras que otros afirman que una IA nunca podrá tomar decisiones basadas en riesgos humanos. Además, muchos han cuestionado la precisión de la información proporcionada por ChatGPT debido a su falta de rigor y confiabilidad.
Lo cierto es que en ninguna circunstancia una IA podrá reemplazar a los abogados, pues de ellos depende que se tomen decisiones basadas en riesgos humanos, los cuales son imposibles de prever por una máquina. Los hechos jurídicos que puede precaver un ser humano, basado en su experiencia y en el aprendizaje de un área en especial, no podrían ser anticipados por una IA.
A pesar de que la decisión tomada por el juez es correcta, muchos colegas aducen que es poco ético el uso que Padilla le dio a la IA. No es fortuito. ChatGPT comete
muchos errores, provee información inexacta y, tratándose de textos legales, inventa normas, fuentes y doctrina inexistentes.
Ello es así debido a que la IA toma información alojada en sitios de Internet que no son del todo confiables y carecen de rigor; es esta la razón por la cual se le han venido encima.
Aun así, no se considera que el uso de IA en una sentencia sea una falta disciplinaria, ya que el juez está facultado para usar todos los recursos disponibles para alcanzar una decisión justa y conforme con el derecho. No obstante, es importante destacar que un juez debe tener un sentido ético y formación adecuada para fundamentar sus decisiones, siempre teniendo como faro la regulación actual y las características del caso concreto.
Así pues, lo reprochable y peligroso en este caso es la desidia del juez al no querer pensar por sí mismo y dejar todo al arbitrio de GPT-3.
Este precedente pone en el centro del debate la inmersión de la IA en el derecho y plantea la necesidad de enseñar a los futuros abogados y jueces a formar su propio criterio, así como la toma de decisiones fundamentadas en estadística y evidencia, en lugar de limitarse a un aprendizaje memorístico, tan acostumbrado en las actuales facultades de derecho.
El día de mañana una IA tendrá en su base de datos todas las normas aplicables a un caso concreto y será tarea del juez rectificar la aplicación de estas a la situación fáctica objeto de controversia. Es decir, la IA servirá de asistente legal para los abogados y jueces del país.
Para tales fines, ChatGPT es una excelente herramienta: sirve para corregir redacción, síntesis de información, estructuración lógica de argumentos y análisis
lógico-matemático, pero no debe ser utilizada alegremente, sin rigor ni preparación académica.
De esta manera, la decisión emanada del Juzgado Primero Laboral del Circuito de Cartagena le dio la vuelta al mundo y abre uno de los debates que deben darse en esta década, a saber: la regulación de la IA y sus dilemas éticos en el ejercicio del derecho.
Juan Marcelo Rodríguez Jiménez.
Abogado – Universidad Externado de Colombia
Fundada en el año 2000 con la misión de “elevar el nivel profesional del Contador Público”
