Candidatos a la presidencia de Colombia revelan sus cartas alrededor de una nueva reforma tributaria.
Analistas piensan que una reforma tributaria seria, estructural y progresiva es más que necesaria.
Empresarios esperan que con el tiempo más personas naturales paguen impuestos y la balanza se equilibre.
Luego de que en el 2021 se aprobara la más reciente reforma tributaria, se ha estado pensando en una nueva iniciativa que ayudará a mejorar las métricas de recaudo y deuda del Gobierno de Colombia. La pregunta que salta luego de más de un año y en plena campaña electoral es: ¿debería o no aprobarse una nueva reforma tributaria para este 2022?
Debido a que Colombia mejoró en sus perspectivas de crecimiento de 2021, dejando el producto interno bruto en 10,6 %, según cifras del Dane, sumado al hecho de que haya mejores resultados de recaudo tributario, se ha venido pensando en el panorama social, político, económico y cultural alrededor de una nueva reforma tributaria.
Por lo anterior, es necesario abrir el debate de una nueva reforma tributaria. De igual manera, poder conocer los puntos de vista e ideas que cada uno de los candidatos a la presidencia de Colombia tienen sobre el tema.
Gustavo Petro, por ejemplo, estaría de acuerdo con realizar una reforma tributaria y como primera medida anularía la “absurda” reforma del año 2021.
Elevar el impuesto a dividendos igual al impuesto de personas naturales sería una de las primeras cosas que haría en materia económica para el país. De igual manera, para enfrentar las dificultades fiscales en un país caracterizado por la desigualdad, se deben gravar las rentas de los impuestos que pagan las 4.000 mayores fortunas del país.
El candidato de la Colombia Humana ha propuesto subir aranceles con tasas al carbón, a las importaciones y gravar la economía petrolera y carbonera con mayor fuerza. También puntualizó en el impuesto a los dividendos y a la tierra improductiva.
Por otro lado, Sergio Fajardo también está de acuerdo con una reforma tributaria, que permita solventar la crisis económica que ha dejado la corrupción en el país.
Es urgente realizar la reforma tributaria y que los que más tienen, más paguen; acabar las exenciones en los impuestos; bajar tarifa a empresas; capitalizar la plusvalía de algunas vías en manos de privados e impuestos a las tierras que no son productivas.
Federico Gutiérrez, en el lanzamiento de su programa de Gobierno el 6 de abril de 2022, manifestó que el recaudo tributario debe crecer, pero sin afectar a la clase media con impuestos excesivos.
Buscar un cambio al Estatuto Tributario que lo haga más eficiente y transparente mediante la eliminación de exenciones y un aumento gradual del recaudo con impuestos que no afecten ni a los vulnerables ni a la clase media y ayuden a mejorar la progresividad tributaria del país.
Gutiérrez también impulsará la modernización del Estatuto Tributario Territorial para aumentar el recaudo en departamentos y municipios: más recursos para inversión en las regiones.
César Caballero Reinoso, columnista de opinión de Portafolio, manifiesta que ninguno de los candidatos debería desconocer la urgencia de este tema.
Reducir el gasto público no es suficiente, estamos en unas horas fiscales oscuras, en las cuales una reforma tributaria seria, estructural y progresiva es más que necesaria.
Cabe recordar que el actual ministro de Hacienda lo ha dicho con claridad en varias entrevistas recientes: el país tendrá que discutir y aprobar una nueva reforma tributaria antes de finalizar el 2022.
En principio no parece una gran novedad, la historia ha mostrado que cada presidente llega con una reforma tributaria para iniciar su mandato. Lo novedoso de esta situación viene de la urgencia y el volumen de los montos requeridos, producto de la delicada situación de las finanzas públicas que entregará el actual mandatario.
Por otro lado, Juan Torres, sénior mánager de impuestos de EY Colombia, afirma en diálogo con Actualícese que la pasada reforma tributaria no se metió con la clase media.
En una futura reforma tributaria, ojalá sí fuera estructural, posiblemente se requiera un mayor sacrificio de la clase media, así como se pensó en la fallida reforma que ni siquiera fue discutida en el primer semestre. De igual forma, no hay que dar tantos beneficios, por lo menos cuando los indicadores macroeconómicos, como el desempleo y la inflación, den un respiro.
La recomendación de la OCDE es que el país debería tener un colchón en caso de emergencia. Ese salvavidas sería una reforma que impulse las finanzas públicas, pero sin ser una carga extra para los empresarios del país.
En el horizonte queda una variable de peso: el ambiente social y político. El verdadero futuro de la reforma tributaria se va a definir una vez se conozca el desenlace de las elecciones presidenciales, pero teniendo de base qué tanto capital político y social acumule el nuevo ejecutivo.
Desde el punto de vista de Lisandro Junco, director general de la Dian, pareciera que no existe el ambiente para una nueva reforma tributaria, al tiempo que se hace el esfuerzo por dejar cuentas sólidas para el nuevo mandato.
Hay que recordar que la decisión de los empresarios de recibir gran parte de la carga de la reforma tributaria de 2021 se hacía con la promesa de que, en el corto y mediano plazo, la balanza se equilibrará entre ciudadanos y unidades productivas.
Andrés Cortés, socio de Tax & Legal de Mazars en Colombia, en entrevista con Actualícese manifestó:
Es claro que Colombia está en mora de realizar una reestructuración del régimen fiscal, pero eso no se puede hacer sin una derogatoria total del régimen actual y sin la contribución de todos los sectores involucrados, partiendo por los funcionarios, los empresarios y los ciudadanos.