Según Andrés Cortés Hernández, para que una reforma tributaria estructural sea una realidad es necesaria una voluntad política multisectorial.
Piensa que si bien eliminar las exenciones tributarias es una fuente de recaudo, mantenerlas es fuente de inversión extranjera en Colombia.
Andrés Cortés Hernández, Socio de Tax & Legal de Mazars Colombia, afirma que este año tiene la particularidad de caracterizarse por una coyuntura electoral, por lo que no es común que en los primeros meses en el cargo de presidente de la República se alcance a estructurar una reforma tributaria.
En lo que sí está convencido es en la necesidad que tiene el país de discutir una reforma tributaria estructural. «Tanto los profesionales en esta materia como los académicos piensan que se necesita una reforma tributaria estructural que unifique y simplifique el régimen tributario actual, que brinde garantías a los ciudadanos frente a sus actuaciones ante el fisco, que aceleré la administración de justicia tributaria», afirma.
De igual manera, una reforma tributaria que dote al fisco de verdaderas herramientas contra la evasión y el contrabando, y no menos importante, que le otorgue a la Dian una infraestructura suficiente para ejercer sus funciones a los largo y ancho del país.
Pero para que la tan anhelada reforma tributaria estructural se presente en el país, desde el punto de vista de Hernández lo que se necesita es voluntad política multisectorial.
Hernández explica que el modelo de tributación provisto por la OCDE establece que la tributación venga en mayor medida de las personas naturales.
«No obstante, para llegar a ello hace falta educación tributaria básica. No se puede exigir el pago de los tributos a personas que no tienen conocimiento de los mismos, que no saben cómo cumplir sus obligaciones y que en algunos casos no sabe siquiera que están obligados al cumplimiento de algún deber formal», explica.
Por otra parte, «se hace necesario garantizar la ortodoxia de las finanzas públicas, lo cual se debe manifestar en la retribución debida a los contribuyentes, esto es: infraestructura vial, social, educación, deporte, salud, entre otros temas», agrega.
No es posible buscar que la clase media aporte más si esta no cuenta con vías, educación y salud de calidad, advierte.
Hernández no tiene dudas que a pesar de los esfuerzos normativos la Dian no tiene los recursos técnicos y humanos para llegar a todas las personas naturales que evaden o eluden los impuestos, por lo que el peso del recaudo recae sobre las personas jurídicas.
«De suerte que el fisco debe echar mano de todos aquellos que si le son visibles, y estas son la empresas», puntualiza.
Si bien eliminar las exenciones son fuente de recaudo, el hecho de mantenerlas es fuente de inversión extranjera en Colombia.
«La fuente de ingreso fiscal para la Dian esta en dotar a la entidad de las herramientas suficientes para disminuir en gran medida la evasión y el contrabando, ello aunado a la correcta educación tributaria desde la escuela y la universidad», piensa.
Sobre la factibilidad de que ricos y superricos de Colombia paguen más impuestos, y que estos ocultan recursos en paraísos fiscales, para Hernández no se trata de la capacidad que tienen los ricos para ocultar, sino la de hacer planeaciones fiscales robustas que, si bien resultan legales, no se compadecen con la tributación efectiva que deben asumir aquellos que no tienen la posibilidad de estructurarse de la misma manera.