Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Existen situaciones en las que el trabajador se ve obligado a presentar una renuncia motivada, sin embargo, al momento de hacerla, el trabajador puede tener una deuda con su empleador, lo que puede afectar directamente el cumplimiento de la obligación.
Conoce más detalles a continuación.
Existen situaciones en las que el trabajador, con ocasión de la ocurrencia de alguna de las causales que la ley laboral dispone, se ve obligado a presentar una renuncia motivada. Sin embargo, al momento de la renuncia, el trabajador puede tener una obligación expresa, clara y exigible con su empleador, lo que en determinados casos puede afectar el cumplimiento de la prestación.
La figura de la renuncia motivada está establecida en el artículo 62, literal “b”, del Código Sustantivo del Trabajo —CST— y consiste en que el trabajador renuncia al cargo, dando por terminado el contrato de trabajo, pero no por una voluntad libre y espontánea, sino por el incumplimiento de las obligaciones que el empleador tiene a su cargo.
De acuerdo con lo anterior, un trabajador puede presentar una renuncia motivada por el incumplimiento sistemático e injustificado por parte del empleador de sus obligaciones legales, por ejemplo, porque no paga al trabajador los salarios, las cesantías, las vacaciones, etc.
Cuando el trabajador presenta una renuncia motivada, la consecuencia legal, al configurarse como una terminación del contrato de trabajo sin justa causa, tal como lo dispone la citada norma, es que el trabajador tiene derecho a reclamar el pago de una indemnización por despido injustificado.
En principio no existe una relación directa e inmediata entre la renuncia motivada y las obligaciones que pueda tener a cargo el trabajador en favor del empleador, pues las obligaciones, en este caso, surgen de acuerdos autorizados de voluntades entre las partes en los que se presume la libertad en la manifestación del consentimiento y la capacidad de contraer derechos y obligaciones (artículo 151 de CST).
Por ejemplo, un trabajador que efectúa pagos periódicos porque la empresa le otorgó un préstamo para comprar un vehículo y presenta una renuncia motivada porque el empleador está desplegando actos contrarios a las convicciones religiosas del trabajador (numeral 3, literal “b”, artículo 62 del CST), no puede, en este caso, sustraerse de la obligación de pagar el préstamo, aun cuando tenga derecho a reclamar el pago de una indemnización por terminación del contrato de trabajo sin justa causa.
Conoce, a través de la explicación de la Dra. Angie Vargas, especialista en Derecho Laboral, qué ocurre cuando el trabajador tiene una deuda con la empresa y presenta una renuncia motivada:
Sin embargo, cuando con ocasión de una renuncia motivada se ve afectado de manera directa el cumplimiento de una obligación, en este caso, de un trabajador para con su empleador, hay que analizar cada caso en concreto y verificar si el empleador se está beneficiando del perjuicio que está ocasionando con su incumplimiento.
Por mencionar otro ejemplo, tenemos el de un empleador que ofrece pagar los estudios de un trabajador con la condición de que este labore por un término mínimo de dos años en la empresa y en caso de incumplimiento, el trabajador deberá reintegrar el valor de lo pagado por la empresa; y si por ejemplo, el empleador incumple con los salarios y el trabajador presenta una renuncia motivada antes de cumplir los dos años, el empleador no puede, en este caso, exigir el pago de la beca porque no puede beneficiarse de su propio incumplimiento.
Distinto sería si el trabajador, habiendo suscrito el acuerdo del pago de los estudios con la condición de laborar los dos años, termine el contrato de trabajo antes del tiempo pactado de forma libre y espontánea; en ese caso, el empleador puede exigir el pago de la obligación por incumplimiento de la condición por parte del trabajador.
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