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Competitividad fiscal y tasas impositivas: ¿dónde se encuentra Colombia en el 2024?


competitividad fiscal en Colombia
Actualizado: 5 noviembre, 2024 (hace 2 meses)

Aquí hablaremos sobre...

  • Tasa corporativa marginal máxima
  • Impuestos corporativos y eficiencia tributaria
  • Impuestos sobre la renta ordinaria
  • Impuestos al consumo
  • Análisis de resultados y efectos en la competitividad global
  • Colombia en comparación con países de la Ocde
  • Conclusión

El índice de competitividad fiscal en Colombia 2024 muestra que el país ocupa el último lugar en la Ocde, con altas tasas impositivas y un sistema tributario complejo. Se proponen reformas estructurales para mejorar la atracción de inversiones y fomentar el crecimiento, siguiendo ejemplos de Estonia y Nueva Zelanda.

El Índice de competitividad fiscal internacional 2024 de Tax Foundation analiza los sistemas fiscales de 38 países de la Ocde, destacando a Estonia, Letonia y Nueva Zelanda como los países más competitivos gracias a sus sistemas impositivos transparentes y eficientes. Este índice se basa en cinco áreas clave: impuestos corporativos, impuestos individuales, impuestos al consumo, impuestos sobre la propiedad y fiscalidad internacional.

“Colombia ocupa el último lugar entre los países de la Ocde en según este índice, esto sugiere que su sistema tributario es uno de los menos atractivos para la inversión y el crecimiento económico”

En este sentido, el análisis del sistema tributario de Colombia en comparación con otros países revela importantes desafíos en su competitividad. Colombia ocupa el último lugar entre los países de la Ocde en según este índice, esto sugiere que su sistema tributario es uno de los menos atractivos para la inversión y el crecimiento económico.

Tasa corporativa marginal máxima

La tasa de impuesto corporativo en Colombia es del 35 %, una de las más altas entre los países de la Ocde. En comparación, los países con sistemas tributarios competitivos, como Estonia y Letonia, aplican tasas mucho más bajas, alrededor del 20 %, y ofrecen estructuras que favorecen la inversión, como la reinversión de utilidades libres de impuestos. Esta elevada tasa en Colombia crea un entorno desventajoso para la inversión empresarial, además de que existen pocos incentivos fiscales significativos en capital de inversión, lo que limita la atracción de inversiones extranjeras.

Impuestos corporativos y eficiencia tributaria

El índice resalta el impacto del combined top marginal corporate income tax rate, que evalúa la tasa máxima impositiva que pagan las corporaciones al combinar impuestos a nivel estatal y federal en cada país. Por ejemplo, el promedio de la Ocde en esta tasa es de alrededor del 23,6 %, mientras que países como Francia tienen una de las tasas más elevadas con un 28 %, lo que los sitúa en desventaja frente a competidores con tasas más bajas. Estonia, en cambio, destaca con una tasa efectiva considerablemente baja debido a su política que solo grava las ganancias distribuidas, incentivando la reinversión y el crecimiento empresarial.

Los países que cuentan con tasas corporativas más altas enfrentan desafíos para atraer inversión extranjera directa –IED– y promover el crecimiento de negocios locales. La evidencia sugiere que las tasas elevadas pueden desalentar la inversión y hacer menos competitivos a estos países en un entorno global donde el capital busca mayor rendimiento.

Impuestos sobre la renta ordinaria

En cuanto a los impuestos sobre la renta de las personas, el taxes on ordinary income o impuesto sobre ingresos ordinarios es una métrica clave en este índice. Los países que aplican tasas más moderadas y que incluyen tramos progresivos suelen estar mejor posicionados para atraer trabajadores cualificados. Los países de la Ocde tienen, en promedio, una tasa marginal superior en ingresos ordinarios que ronda el 42 %, aunque esta cifra varía sustancialmente entre países. Por ejemplo, en Suecia la tasa marginal máxima sobre ingresos individuales alcanza el 57 %, una de las más altas del mundo, lo cual impacta el atractivo del país para los trabajadores de altos ingresos.

En cambio, países como Estonia ofrecen un sistema de impuestos sobre ingresos individuales simplificado y con tasas planas, lo cual facilita el cumplimiento fiscal y reduce las distorsiones en la actividad laboral, mejorando así la eficiencia en el mercado laboral y haciendo al país más competitivo a nivel internacional.

Por otra parte, los impuestos sobre la renta personal en Colombia también son progresivos y relativamente altos en comparación con otras economías competitivas. Este tipo de impuestos tiende a desalentar la participación en la fuerza laboral y puede reducir el ingreso disponible de los ciudadanos. En la Ocde, los sistemas tributarios de países como Estonia, que también gravan la renta de manera progresiva pero con tasas más moderadas, han mostrado ser más efectivos en mantener altos niveles de competitividad al equilibrar la recaudación de ingresos con la eficiencia económica.

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Impuestos al consumo

El índice también evalúa los consumption tax rates, es decir, los impuestos al consumo como el IVA, que es común en la mayoría de los países de la Ocde. Este tipo de impuestos es crucial porque, al ser indirectos, afectan a todos los consumidores por igual y pueden tener un impacto regresivo. Las tasas de IVA en la Ocde promedian alrededor del 19-20 %, aunque varían considerablemente. En Hungría, por ejemplo, la tasa de IVA es del 27 %, una de las más altas del mundo, mientras que en Canadá es significativamente más baja, situándose alrededor del 5 % en ciertas provincias, lo que da al consumidor canadiense mayor poder adquisitivo en comparación con otros países.

Los impuestos al consumo, si bien son efectivos para recaudar ingresos, pueden disminuir la competitividad si son demasiado altos, pues desincentivan el consumo. Sin embargo, si se aplican moderadamente, permiten a los países recaudar ingresos de forma equitativa, afectando menos la inversión y el ahorro en comparación con otros tipos de impuestos.

Colombia tiene un IVA con una tasa del 19 %, pero solo cubre alrededor del 41 % del consumo final, lo que indica una base tributaria reducida y problemas en la aplicación y cumplimiento de la ley. En países de la Ocde con altos puntajes de competitividad, como Nueva Zelanda, la base del IVA es mucho más amplia y abarca casi todos los bienes y servicios con pocas exenciones, permitiendo una tasa impositiva menor y más sencilla de gestionar. La estructura del IVA en Colombia, al aplicar exenciones y tasas reducidas, introduce complejidad administrativa y limita la eficiencia del sistema tributario, resultando en una menor recaudación y complicaciones para los contribuyentes.

Análisis de resultados y efectos en la competitividad global

El índice demuestra que una estructura fiscal competitiva no necesariamente implica impuestos bajos, sino una administración fiscal eficiente, transparencia y neutralidad. Esto significa que los países con sistemas fiscales menos distorsionantes y que permiten la acumulación de capital (como Estonia y Nueva Zelanda) tienden a clasificar más alto. Tax Foundation observa que la neutralidad fiscal es esencial, ya que permite a las empresas y a los individuos tomar decisiones económicas en función de la productividad y las necesidades del mercado, y no en función de incentivos fiscales específicos.

Estonia, al posicionarse como el país con el sistema fiscal más competitivo, refleja cómo las políticas fiscales que no imponen impuestos innecesarios sobre las ganancias reinvertidas pueden incentivar el crecimiento. Los resultados de este índice invitan a los países con sistemas fiscales más complejos y con altas tasas impositivas, como Italia y Francia, a considerar reformas que simplifiquen la tributación y fomenten el crecimiento económico a través de políticas más neutrales y justas.

Colombia en comparación con países de la Ocde

El último lugar de Colombia en el índice refleja no solo sus tasas altas, sino también la complejidad de su sistema, que incluye impuestos adicionales como el gravamen a los movimientos financieros y el impuesto al patrimonio. En comparación, muchos países de la Ocde han simplificado sus sistemas, eliminando impuestos considerados distorsionantes. Por ejemplo, Italia, que ocupa el penúltimo lugar, también tiene múltiples impuestos a la propiedad y transacciones financieras, aunque sus tasas de impuesto corporativo son algo menores. Países en las primeras posiciones, como Estonia y Letonia, han implementado sistemas más sencillos con menos impuestos distorsionantes y estructuras que facilitan la inversión empresarial y el ahorro.

Conclusión

El Índice de competitividad fiscal internacional 2024 ofrece una guía práctica para entender cómo las políticas fiscales pueden mejorar o afectar la competitividad económica en un contexto global. Las cifras y estadísticas destacan la importancia de estructuras fiscales que promuevan la inversión y el consumo sin crear distorsiones económicas. En un mundo donde el capital y el talento son cada vez más móviles, los países que mantengan tasas fiscales competitivas, como Estonia, probablemente continuarán liderando en competitividad económica.

Por tanto, para que Colombia mejore su competitividad tendría que considerar reformas estructurales que reduzcan las tasas impositivas, amplíen la base del IVA y simplifiquen los impuestos a la propiedad y las transacciones financieras. Estos cambios podrían mejorar la atracción de inversión extranjera y hacer el sistema más efectivo en términos de recaudación sin crear barreras para el crecimiento económico y la productividad.

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