Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Roles que puede asumir el contador público en su ejercicio profesional


Cualquiera que sea nuestro rol, podemos saber mucho o poco.

Cuando unas personas plantean al emisor de estándares que es necesario uno nuevo, el contador A no se entera y el B piensa si está o no de acuerdo con los solicitantes.

Cuando el grupo de planta presenta un análisis de la situación y toma posición sobre la solicitud, el contador A no se entera y el B lee con atención el documento y termina compartiendo o apartándose de su conclusión.

Cuando el tema se incluye en la agenda, el contador A lee la noticia y la olvida. El B decide hacerle seguimiento.

Cuando el personal de planta presenta distintas alternativas de acción, el contador A no lee los documentos y el B reflexiona sobre cuál opción apoyaría.

Cuando se divulga un borrador desarrollando la vía seleccionada, el contador A solo lee sus títulos, las noticias de prensa, los resúmenes y, en general, los artículos que se puedan leer en 5 minutos. El contador B, luego de una cuidadosa lectura, prepara y envía sus comentarios al emisor.

Cuando se publican los comentarios el contador A los ignora. El B los examina uno a uno, aprende de ellos y forma juicios.

Cuando el estándar final es promulgado el contador A se pregunta cuándo entra en vigor, si no es inmediatamente, pospone el estudio hasta que sea exigible. El B inicia un estudio cuidadoso durante el cual tiene en cuenta todo lo que aprendió durante el proceso que lo antecede.

En el ejercicio profesional el contador A nunca está en la jugada y sus servicios no pasan de ser técnicos. El contador B, por el contrario, se mantiene en la frontera del conocimiento y sus servicios son claramente profesionales porque aporta análisis, evaluaciones e innovaciones.

El contador A no conoce la literatura de la profesión, solo sabe de normas. Parece más un para-contador, limitado al conocimiento de las reglas. El contador B tiene una amplia cultura contable y es capaz de hacer investigaciones al respecto, mucho más allá de establecer el estado de cada cuestión.

En Colombia hay muchos contadores tipo A y muy pocos tipos B. La mayoría influye en la imagen que el público en general tiene sobre los profesionales de la contabilidad, mientras los B son considerados individuos extraños, anormales, que no son prácticos, que se enredan y todo lo complican.

Los empresarios que ven la contabilidad como un deber que se debe cumplir para satisfacer al Estado contratan contadores tipo A para producir los reportes exigidos, sin ocuparse de ninguna de las circunstancias que deberían considerarse en torno a cualquier sistema contable (no definen políticas, no determinan el plan de cuentas, no sincronizan el control interno, no apoyan al contador, a quien se exigen resultados a cualquier costo).

Solo los empresarios que estiman indispensable la contabilidad durante el proceso administrativo contratan a los contadores tipo B y gozan hablando con ellos, porque en la medida en que van aprendiendo pueden tomar las decisiones que les corresponde con mayor acierto. Estos aprecian a sus contadores y saben que su valor proviene de su estudio constante.

Hernando Bermúdez Gómez
Tomado de Contrapartida – De Computationis Jure Opiniones.
Número 6113, septiembre 20 de 2021.

 


 

Hernando Bermúdez Gómez
Las publicaciones de Contrapartida son escritas por miembros de la comunidad académica del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana.
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