Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
La semana pasada les presentamos a ustedes una opción laboral que se está imponiendo a nivel mundial como es la flexibilidad laboral. Según una encuesta de la firma Regus, el 84% de las empresas encuestadas ofrecen esta opción.
La opinión generalizada de los colombianos sobre la flexibilidad laboral es que los resultados de la encuesta son mentira. «El trabajo flexible solo existe en Colombia, como concepto de la academia, es el mundo laboral colombiano, todavía piensan de una manera esclavista, y los más avanzados como feudalistas», dijo uno de nuestros usuarios.
Otros, como Fabian dijeron que la encuesta era falsa. «Estas encuestas están igual que las del Dane, falsas. Cómo van a decir que en Colombia el 84% de las empresas ofrecen trabajo flexible». En consecuencia podemos decir que los resultados no tuvieron credibilidad alguna dentro de nuestros navegantes.
Continuando por la línea de la semana pasada, hoy les presentamos un nuevo término que en Europa y Estados Unidos se ha venido posicionando. El salario emocional tiene que ver con la calidad de vida y la conciliación de la vida familiar y personal con la laboral, que con el metálico y la cuenta bancaria.
No se trata necesariamente de aumentar los ingresos, pero sí de que mejoren factores como más tiempo, mayor tranquilidad, menor estrés y más reconocimiento por parte de la empresa.
El salario emocional relaciona al empleado con la empresa. Mientras el primero aporta sus conocimientos, experiencia y dedicación, mientras que la empresa le paga un salario y le da ciertos beneficios. Es un intercambio de habilidades y capacidades.
«Hoy, acumular talento humano dentro de una empresa es una tarea compleja ya que la compañía debe tener un escenario atractivo para que trabajen los mejores. Y la mentalidad de todo empleador es que sus empleados se queden trabajando por un tiempo considerable», dice Camilo Ayala, experto en mercadeo y recursos humanos.
«Hay que fijarse también que no todo para un empleado pasa por el factor dinero. En la actualidad las principales razones de permanencia o abandono de la empresa se centran en razones de tipo emocional. Hay muchos profesionales que cada día valoran la flexibilidad, autonomía, la formación y el buen ambiente laboral», agrega Ayala.
Y esto se aplica a varios profesionales como es el caso de Carmen Castro. «En donde trabajaba antes el tiempo era muy asfixiante para mi. Era una persona que entraba a trabajar a las 8:00 a.m. pero no sabía a qué hora iba a salir. Y eso me empezó a desgastar como profesional y persona. Hoy, me siento más relajada, porque con mi nuevo trabajo tengo tiempo para estudiar y dedicarme a hacer otras cosas. Cuento con flexibilidad y más tiempo para pensar en el hogar», dice.
Catalina Vergara, consultora de Mercer, afirma en Portafolio que los componentes del salario emocional cobran cada vez más importancia por varias razones. “Cada vez es más limitada la maniobra de retención y atracción del talento humano por la vía del aumento salarial, por estar atado a la inflación. Así mismo, por los controles de costos y los presupuestos restringidos”.
Aquí es entonces cuando entra a jugar el salario emocional. “Son acciones que, sin grandes inversiones, ayudan a consolidar una cultura organizacional que propenda por la calidad de vida y del trabajo”, afirma Vergara.
La productividad seguramente aumentará. Si un empleado sabe lo que hará en todo su día laboral bajará su nivel de estrés, lo que implica menos problemas de salud, menor ausentismo e incapacidades.
+ El nivel de satisfacción que usted tenga hacia un empleo se ve reflejado en su desempeño y productividad.
+ La estimulación es un motor que impulsa el logro de metas tanto corporativas como personales ya que se buscan resultados, reconocimiento y autorrealización.
+ La empresa debe aportar para que los empleados estén complacidos en la empresa, por medio de programas de capacitación, especializaciones y proyectos estratégicos.
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