Para Anif, el salario mínimo funciona como indexador de precios en dinámicas que pueden resultar contraproducentes.
El salario mínimo no cumple con ser un mecanismo de protección para el total de la población, especialmente para los más vulnerables.
Conoce más sobre la opinión de esta entidad.
En su informe semanal Salario mínimo: la necesidad de una decisión técnica y responsable, elaborado por Anif, la entidad afirma que en los últimos años el incremento del salario mínimo ha sido superior a la fórmula de inflación más el aumento de productividad, lo que implica un crecimiento real en el valor del salario mínimo que ganan los colombianos.
Aunque la mejora del poder adquisitivo de quienes ganan un mínimo persigue un objetivo loable, como lo es el de lograr un mejor nivel de vida para los trabajadores, este puede llevar a efectos indeseables como aumentos en los niveles de informalidad.
Lo anterior haría que un mayor número de personas tuvieran ingresos por debajo del salario mínimo, así como tener repercusiones negativas para el desempleo.
Además, para la entidad el salario mínimo es alto en comparación con el salario promedio (85,5 %) y también es un monto mayor a los ingresos laborales de más de la mitad de los ocupados.
Ya que el empleo en Colombia se concentra principalmente en pymes con baja productividad y capacidad de pago reducida, un incremento de los costos salariales por encima del ajuste por inflación y del aumento de la productividad puede imponer mayores barreras a la formalidad o incluso a la contratación.
De forma adicional, el salario mínimo funciona como indexador de precios en dinámicas que pueden resultar contraproducentes.
Aunque el Ministerio de Hacienda ha hecho anuncios positivos, algunos temas preocupan en caso de permanecer inalterados.
Para Anif, también es preocupante que el salario mínimo sea la métrica con la que se determine la cotización mínima al sistema contributivo de seguridad social.
Esto sentencia prácticamente a la mitad de la población ocupada a escoger entre quedar menos protegidos (por ejemplo, sin poder cotizar a pensión) o a pagar un costo alto en comparación con sus ingresos (proporcionalmente mayor a lo que paga el resto de la población) para ser parte del sistema de seguridad social.
Como conclusión, según los argumentos expuestos anteriormente, para Anif el salario mínimo no cumple con ser un mecanismo de protección para el total de la población, especialmente para los más vulnerables.
Además, está lejos de ser un piso para el ingreso laboral de los trabajadores colombianos, pues desconoce la naturaleza del mercado laboral e impone mayores barreras de acceso y formalización. Por lo tanto, la entidad concluye:
Cualquier discusión de política pública que lo involucre debe tomarse con gran precaución, incluir de forma más amplia a todos los grupos que se ven afectados por este y corregir las piezas del marco legal y regulatorio que impongan rigideces.