Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
El ingreso de Colombia a la OCDE haría que en el país se vea un crecimiento en empleo de calidad y formalización laboral. La medición de empleabilidad del Dane debería cambiar. Tres puntos de vista a tener en cuenta en los análisis del empleo de calidad.
Para el trimestre julio – septiembre, los empleadores colombianos han reportado planes prudentes de contratación, donde el 13 % de ellos pronostican aumentos de personal, 5 % prevén disminuciones y el 81 % mantendrán su equipo de recursos humanos estable. Así lo determina la más reciente encuesta de expectativa de empleo, elaborada por ManpowerGroup.
“La espera a la definición del ambiente político en Colombia sigue manteniendo a muchos negocios y proyectos en espera, y eso incluye las consecuentes posibilidades de contratar nuevo personal», explica Javier Echeverri, country manager de ManpowerGroup en Colombia.
Echeverri comenta que si bien el comercio y los servicios tienen un apoyo coyuntural gracias al mundial de fútbol, el panorama a largo plazo trae oportunidades por la entrada del país a la OCDE, actualmente las empresas y muchas personas tienen inversiones pendientes hasta que se despeje el panorama.
«La economía refleja algunas mejorías, el consumo ha subido recientemente y las obras de infraestructura jalonan otras oportunidades de trabajo en los sectores de apoyo y complemento a dichas construcciones, pero recientes hechos, como los problemas de Hidroituango y las acostumbradas incertidumbres en cuanto a consultas para las obras e inestabilidad en las reglas, implican otras incertidumbres económicas y laborales que también enfrían la confianza general para la contratación formal en Colombia”, comenta Echeverri.
Desde el punto de vista de Luis Fernando Mejía, director del Departamento Nacional de Planeación –DNP–, hacer parte de la OCDE hará que se vea un crecimiento del empleo de calidad, punto que le interesa e importa a las personas. Y tener empleos de calidad sería sinónimo de crecimiento económico incluyente.
«Hay que destacar que luego de tomar varias medidas se ha logrado que el número de empleados formales sea superior al de los informales en las 13 principales ciudades, pero tenemos que continuar avanzando en este tema porque la informalidad sigue siendo muy alta», dice Mejía en entrevista con el diario El País.
El director del DNP está convencido, basado en recientes análisis de organismos y entidades independientes, que las economías respaldadas por la OCDE han aumentado su crecimiento económico y la calidad del empleo.
José Roberto Acosta, miembro de la Red Justicia Tributaria, afirmaba en agosto del 2017, en entrevista con Actualícese, que más de la mitad de los nuevos ocupados están en empleos de mala calidad. “De las 552.000 nuevas personas ocupadas, cerca de 268.000 encontraron trabajo en el rango de subempleo, bien sea objetivo o subjetivo. Es decir, en el sector informal”. Igualmente, las personas que no reciben remuneración por su trabajo superan el millón del total de ocupados y hacen parte de la estadística.
Para él, las categorías de empleo que utiliza el Dane son un total desacierto. Por ejemplo, están los trabajadores a cuenta propia, la cual agrupa a todos los trabajadores independientes que reciben de forma regular cualquier tipo de ingreso, sin incluir a quienes piden limosna. También están los empleados particulares, quienes trabajan para un solo empleador en el sector privado. De igual manera, se tienen en cuenta los jornaleros o peones, trabajadores informales del sector agropecuario, y las personas que no reciben ninguna remuneración.
“Estos tipos de ocupación cuestionan la metodología utilizada en los estudios que sobre empleo presenta mensualmente el Dane, ya que una persona que está en el “rebusque”, según la entidad, es una persona ocupada, dice Acosta.
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