Hace poco el Consejo Técnico de la Contaduría, mediante su Orientación Profesional del 16 de junio de 2009, nos indicaba que si un Contador Público o una firma de contadores aceptaba prestar el servicio de “Manejo Integral de la Contabilidad”, y sin distinguir el tamaño de la empresa a la cual se le prestaría dicho servicio, por dicho servicio los honorarios mínimos que debería recibir ese Contador o Firma de Contadores sería de 12 Salarios mínimos mensuales legales vigentes (hoy día serían $5.962.800; consulta nuestro anterior editorial: “Contadores que trabajen por honorarios tienen varias razones para cobrar bien por sus honorarios”)
Y habría que entender que ese valor se recibiría por periodos mensuales, pues en la misma Orientación se dice que si el Contador no es contratado por servicios sino mediante contrata Laboral (recibiendo en ese caso sueldos y prestaciones sociales), su salario mensual para el cargo de “Jefe de Contabilidad” sería de 5 salarios mínimos mensuales legales vigentes (actualmente $2.484.500).
Ahora bien, y reconociendo que estos valores pueden ser muy difíciles de pagar para las micros y pequeñas empresas (algo que incluso se ventiló en el Simposio de Revisoría Fiscal llevado a cabo en San Andrés en el mes de Agosto de 2009 y en presencia del ex-miembro del Consejo Técnico, del Dr.Jaime A. Hernández), solo si nos ponemos a mirar la multitud de tareas que hoy día le competen a los contadores que se dedican a la prestación del servicio que antes aludimos podríamos empezar a concluir que tal valor sí tiene razonabilidad pues definitivamente no hay contabilidad pequeña. Veamos:
Entre estas tareas se encuentran:
Como vemos, la tarea de los contadores es ardua. Y es por tal razón que no debería pensarse en que todo ese trabajo, con lo delicado que es, se puede estar prestando por valores que a veces son poco dignos para el nivel profesional con que se exige realizarlos.
Es más, cuando el profesional contable decide hacer todo ese trabajo y por un pequeño valor de honorarios, lo que termina haciendo es entonces aceptando una gran cantidad de contabilidades, para hacerlas en un poco espacio de tiempo disponible para cada una, y con ello muchas veces puede estar sacrificando la calidad de sus trabajos.
Y peor aún, si el tiempo se le va en estar haciendo tales trabajos, cada vez tiene menos tiempo para invertir en su actualización o mejoramiento de sus conocimientos como lo exige el numeral 7 del Artículo 37 de la Ley 43 de 1990.
El reto que tiene la profesión es la de lograr convencer a los usuarios de sus servicios de que para poder hacer los trabajos que le competen a un contador se requiere nivel profesional, y que el nivel profesional tiene definitivamente más valor que el que tiene el simplemente tecnológico o aficionado.