Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

“Altas gerencias y juntas directivas, aunque conocen el proceso de adopción, no entienden su alcance”


“Altas gerencias y juntas directivas, aunque conocen el proceso de adopción, no entienden su alcance”

Wilson Romero, socio de auditoría en KPMG Colombia, afirma en Actualícese que mientras las pymes presentaron una mayor resistencia a la adopción de Normas Internacionales durante el 2017, las empresas pertenecientes al grupo 1 ya aceptaron esta realidad en pro de la internacionalización de sus negocios.

Wilson Romero, socio de auditoría en KPMG Colombia, y contador público de la Universidad del Valle Certificado en IFRS en International Financial Reporting Standards del ICAEW, en diálogo con Actualícese presentó su balance personal 2017 acerca del proceso de implementación de las Normas Internacionales de Información Financiera por parte de los diferentes grupos y empresas involucradas en el proceso.

Desde su punto de vista, el año anterior un gran número de compañías colombianas, especialmente las pymes, culminaron la implementación de las Normas Internacionales de Información Financiera.

«Pese a que este proceso de cambios en el marco contable no ha sido fácil para ellas, los directivos, administraciones y accionistas de las entidades del grupo 1, es decir las compañías grandes, emisores de valores, matrices, subordinadas y otras entidades, han aceptado que esta convergencia ya es una realidad si desean internacionalizar sus negocios, en la medida que los usuarios de su información financiera puedan equipararla en un lenguaje global, así mismo para dar cumplimiento a las normas colombianas que exigen su adopción para no exponerse a sanciones y cuestionamientos de los órganos de vigilancia y control», afirma Romero.

Por otra parte, dice Romero, en las entidades del grupo 2 se presenta una mayor resistencia a la adopción, dada la no concientización de este cumplimiento normativo, la no preparación en el proceso, la no especialización del recurso humano, la no destinación presupuestal de recursos económicos para la implementación y el simple desconocimiento del proceso de adopción por parte de la alta gerencia, accionistas y contadores de estas entidades. «De hecho, del total de las sociedades requeridas por los distintos órganos de control y vigilancia por el no cumplimiento de la adopción, aproximadamente el 80 % de las entidades corresponden al Grupo 2», puntualiza Romero.

Romero piensa que aunque en el país se ha avanzado de forma importante, todavía se observa que la responsabilidad de la implementación se ha descargado solo en las áreas financieras y que perdura la soledad en el apoyo requerido. «El involucramiento de la alta gerencia en el proceso es bajo, sin aún entender que este cambio afecta no solamente al área financiera, sino también la operación, los procesos y los sistemas de información de las compañías», destaca.

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Para él, las altas gerencias, miembros de juntas directivas y accionistas –pese a que conocen y aceptan el proceso de adopción– no han entendido completamente el alcance de estas nuevas normas, su aplicabilidad e impactos.

«Esta posición no los lleva a ser actores principales en este proceso. No aceptar que los principios contables han cambiado y por consiguiente el proceso de reporte financieros es más complejo y extenso en los tiempos de reporte; solo los deja en el papel de aceptar los resultados e impactos financieros que el proceso mismo ha generado y revelado en los estados financieros», critica Romero.

Pese que en la generalidad de las compañías el impacto financiero en la adopción de las Normas Internacionales de Información Financiera no fue mayor a lo que se esperaba, hay ciertos sectores, en particular el minero energético, el de servicios públicos y el de salud, que reconocieron pérdidas importantes en sus estados financieros y disminución de su patrimonio, o, como es el caso del sector público, que identificaron que sus ingresos operacionales aumentaron, lo que les permitió disminuir su déficit o en forma general el reconocimiento en todas las compañías del impuesto diferido bajo el enfoque de la NIC 12, en razón a que su cálculo se basa en la conciliación de los montos a declarar para propósitos de la Dian frente a los resultados que se presentan y aprueban por los accionistas.

«Ahora el reto continúa, pues en 2018 se deben implementar las nuevas NIIF 9 de instrumentos financieros y NIIF 15 de ingresos, en donde en especial en la primera, se estima que el esfuerzo es mucho mayor que incluso el proceso completo de adopción a las Normas Internacionales de Información Financiera por primera vez», concluye Romero.

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