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Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

«El fraude siempre habla, se escucha, se advierte y luego se materializa»


El fraude siempre habla, se escucha, se advierte y luego se materializa

Aquí hablaremos sobre...

  • Cometer un fraude no tiene justificación
  • Toda la organización es vulnerable al fraude
  • El fraude en números

Toda la organización es vulnerable al fraude: los activos fijos, inventarios, medios de pago, insumos, documentos, valores.

Marta Cadavid explica que los controles de las empresas se tienen que evaluar para saber que funcionan. No hay que ensayarlos cuando ya se cometió un fraude.

Marta Cadavid, cofundadora y CEO de Nofraud Latam, afirma en #ConferenciasActualícese que todo acto de fraude comienza con un abuso. Una persona que no tiene motivación y que sufre de acoso laboral es un caldo de cultivo para que realice fraudes al interior de una empresa.

Advierte que las personas de mayor confianza en las compañías, las que uno cree que lo dan todo en las organizaciones y que llevan muchos años trabajando, son las que más violan las reglas y ponen en riesgo la estabilidad económica de la empresa.

Afirma que el 80 % de la población puede estar tentada a cometer actos deshonestos, el 10 % está buscando oportunidades para cometer fraudes y solo el 10 % no se deja tentar.

La conferencia de la Dra. Marta Cadavid está disponible para suscriptores Oro y Platino. Si deseas visualizarla loguéate como suscriptor o adquiere una de nuestras suscripciones aquí.

Cometer un fraude no tiene justificación

Cadavid, Contadora pública, especialista en Gerencia Financiera y máster en Economía Financiera, afirma que «uno no comete fraude por buena gente, por ayudar a los otros, como Robin Hood. Cometer un fraude no tiene justificación. Es un comportamiento que ataca la ética, la moral. Muchas personas se han acostumbrado a vivir en medio del fraude, hasta que les pasa algo».

Critica que las personas son indiferentes frente al fraude, les da pena decir que las han estafado, lo asumen de una forma irrespetuosa, pero reaccionan cuando este flagelo las toca:

Cuando cometemos el error de no aceptar ayuda, nos metemos en problemas. La ignorancia e indiferencia frente al fraude es un gran problema. Siempre pensamos que el fraude tiene que ver con el dinero, pero todo comienza con actos pequeños y que no involucran dinero.

Toda la organización es vulnerable al fraude

Reconocida internacionalmente como fraud fighter y desarrolladora de entrenamientos de riesgos de fraude y abuso corporativo, auditoría forense, lavado de dinero y cumplimiento en América Latina, Cadavid afirma que cuando hay una investigación de fraude hay que remitirse a los hechos actuales, no a los de años atrás.

Toda la organización es vulnerable al fraude: los activos fijos, inventarios, medios de pago, insumos, documentos, valores, entre otros. Ella puntualiza:

Los controles de las empresas se tienen que evaluar para saber que están funcionando. No hay que ensayarlos cuando ya se ha cometido un fraude.

“No hay fraude pequeño o grande, lo que puede variar es el impacto económico que ha generado en las pérdidas de la organización”

Manifiesta que el fraude tiene el mismo nivel sin importar el tamaño. No hay fraude pequeño o grande, lo que puede variar es el impacto económico que ha generado en las pérdidas de la organización.

Estudios muestran que el período de detección de un fraude está entre los 14 y 16 meses. Un fraude de cuello blanco, por otra parte, se puede detectar a los 3 o 5 años.

El fraude en números

Según el Global study on occupational fraud and abuse 2020, el cual se realiza cada dos años, en el 2022 se presentaron 2.504 casos de fraude ocupacional, en 125 países, en 23 tipos de industrias.

Se reportaron 3,6 billones de dólares en pérdidas y son 130.000 dólares los que se pierden en promedio de las pérdidas totales. Además, el promedio de tiempo que se demoran en detectar un fraude es de 14 meses.

Los resultados del estudio también muestran que el 43 % de los fraudes se detectaron a través de denuncias, gracias a la implementación en las empresas de líneas de denuncia. Sin embargo, el 38 % de los empleados no denuncian por miedo a tener una mala reputación.

En cuanto al género, las pérdidas causadas por los hombres llegaron al 72 %. «No es que las mujeres no participen en fraudes, lo que pasa es que ellas participan menos en el mercado laboral. Cuando una mujer comete fraude se conoce como ‘cuello rosado’», explica Cadavid.

En el 53 % de los casos de fraude las empresas no recuperan sus pérdidas, en el 32 % lo recuperan parcialmente y en el 15 % recuperan todo.

En el 85 % de los casos se presentó una bandera roja y en el 50 % más de una. En este punto Cadavid dice que el fraude siempre habla, se escucha, se advierte y luego se materializa.

El 44 % de los fraudes es cometido por los empleados de las organizaciones, el 34 % por directores y el 19 % por los propios dueños.

Muchas personas piensan que los empleados que tienen baja educación son los que más actos fraudulentos cometen y están equivocados. Lo hacen quienes más arriba de la pirámide están.

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