Por regla general, los activos sufren disminución de su valor; dicha disminución da cuenta del desgaste o deterioro de los bienes como resultado del uso o inutilización. El Estándar Internacional ha establecido que tal condición debe reconocerse con base en algún método de reconocido valor técnico.
Entre otras dificultades, calcular el valor residual de un activo puede volverse un gran dolor de cabeza para los administradores de las empresas ya que, a la hora de su estimación, dicho cálculo puede suponer costos muy elevados por concepto de contratación de peritos u otros expertos.